Los cambios aún no tienen
nombre propio
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, noviembre - ¿Ocurren cambios en Cuba? Esa es una pregunta
que formulé a varios amigos tras escuchar a Fidel Castro decir que lo
mejor que hizo en su vida fue viajar a Venezuela, y luego de haber leído
en el diario Granma que el acontecimiento del siglo en esta Isla es la llamada
Universidad para Todos (algunas clases televisadas).
El Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba se promocionó como "el
acontecimiento más grande ocurrido en nuestra historia". Aquello
tiraba por el piso siglos de hechos importantes, incluso la Guerra de los Diez Años
(1868-78), que se llevó a cabo con el propósito de lograr la
independencia del país, y hasta quitaba puntos a la propia insurrección
armada de Fidel Castro.
"Nada ha cambiado, lo que pasa es que están asustados y tan
gastados que ya no saben lo que dicen". Esta fue una de las respuestas que
obtuve para mi pregunta. Eso es muy posible, comparto en gran medida ese juicio,
pero, al mismo tiempo, es imposible estar en el mundo y no formar parte de él.
Claro que se puede estar dentro del mundo para tratar de cambiarlo o de engañarlo,
eso sucede cuando la capacidad o la voluntad de evolución -cuando ha
existido- llegó al techo. Pero no es un secreto que cuando esa capacidad
termina, también llega a su fin la posibilidad de existencia.
Es imposible creer que el acto más importante de la vida de un
gobernante, que sus admiradores llaman "invencible comandante"-invencible
era el calificativo dado a Alejandro Magno- por llevar la desestabilización
a dondequiera que pudo, sea una visita a Venezuela.
Tampoco es creíble que cuatro clases por televisión, por muy
bien intencionado que eso pueda parecer, puedan constituir el acontecimiento más
importante de un siglo cuando se ha gritado enfáticamente en las cuatro
esquinas que "la Universidad es para los revolucionarios".
Ese tipo de frases, que a veces son felices por la ocasión, van
dirigidas, evidentemente, a pescar incautos. Y aunque también eso parezca
imposible, todavía existen y hasta vienen a Cuba, se reúnen y leen
discursos en la denominada "Tribuna Abierta Antimperialista José
Martí".
¿Cómo se puede pensar que, luego de 42 años de poder
absoluto, alguien tenga otra prioritaria intención que no se a la de
mantener ese poder? Bueno, pues sí, hay quienes aún lo creen. Y a
ellos van dirigidas consignas bellas y frases con visos amorosos.
Pero tras eso no está la aurora para las almas atribuladas por el
peso total de un gobierno que ha exiliado a la libertad. Pero, por supuesto,
aunque al amanecer todos lo conocemos por el nombre genérico de alba, éste
siempre llega. Lo inevitable es inevitable: no importa que se llame evolución
o explosión. Los cambios verdaderos tienen que llegar a Cuba.
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