¡S.O.S, tierras en peligro!
Lic. Oscar Espinosa Chepe, Economista Independiente
LA HABANA, noviembre - Desde hace bastante tiempo, en Cuba está
desarrollándose un creciente proceso de degradación de la
superficie cultivable, lo cual constituye uno de los problemas ambientales más
graves que afronta la nación.
Este preocupante asunto quedó confirmado por informaciones aparecidas
en el periódico Granma el 23 de octubre, donde se señala que "según
muestran recientes investigaciones, el 76,8 por ciento de las tierras del país
clasifican en las categorías de poco productivas y muy poco productivas,
en correspondencia con las afectaciones provocadas por el mal drenaje, la
elevada compactación y otros factores adversos (...)"
Granma agrega que "alrededor de 4 millones de hectáreas (de un
total de 6,6 millones de tierra agrícola, de acuerdo con las estadísticas
oficiales) presentan diferentes grados de erosión, mientras
aproximadamente el 14,0 por ciento de la superficie agrícola del archipiélago
está dañada por la salinidad".
El órgano oficial del Partido Comunista de Cuba en su escueta nota
afirma que "pese a las prácticas ejecutadas en los últimos años
para detener y contrarrestar la degradación de los suelos, los resultados
prácticos han sido discretos", y enumera toda una serie de factores
que han impedido detener este peligroso fenómeno.
Desde principios de la República, con el auge de la producción
azucarera, surgió la necesidad de enormes extensiones para el cultivo de
la caña y el abastecimiento de leña para los centrales, lo que
ocasionó la deforestación de grandes áreas con
consecuencias nocivas para los suelos.
Con el triunfo revolucionario de 1959 y el propósito inicial de
implantar las leyes complementarias que pusieran en vigor el Artículo 90
de la Constitución de 1940 que proscribió el latifundio, surgieron
expectativas sobre el comienzo de una nueva etapa de mayor atención a la
preservación de los recursos naturales y en especial de la tierra.
No obstante, la realidad no validó las esperanzas. El latifundio
existente en el período prerevolucionario fue sustituido por el
latifundio estatal, con la creación de sobredimensionadas unidades
productivas y la desvinculación del hombre a la tierra. Si antes de 1959
la población residente en las áreas rurales era de 43,0 por ciento
del total (censo de 1953), en estos momentos apenas sobrepasa el 20,0 por
ciento, y han desaparecido masivamente caseríos y casas individuales.
En cuanto a la tenencia de la superficie cultivada, el supercontrolado
sector privado únicamente retenía el 18,6 por ciento a fines de
1997. De esta forma, el Estado se convirtió en el gran propietario de las
tierras bajo un falso concepto de propiedad social, donde ha reinado por años
una burocracia formada, ante todo, por personas escogidas por su fidelidad al régimen.
Los efectos de esta política no sólo causaron una drástica
reducción de los rendimientos agrícolas, sino también dañaron
notablemente la fertilidad de los suelos. Entre otros factores que han incidido
en esta situación están un amplio proceso de desarborización;
una excesiva mecanización sin medidas que evitaran la compactación
de grandes extensiones; el uso indiscriminado en altas dosis de fertilizantes químicos,
herbicidas, pesticidas y fungicidas; un inadecuado laboreo de la tierra, lo cual
unido a la desarborización ha facilitado la erosión de extensas áreas
agrícolas; la quema de caña y la resultante destrucción de
la capa vegetal; la falta de rotación de los cultivos; la sobreutilización
de las aguas subterráneas en el riego, que junto a obras hidráulicas
mal concebidas y peor ejecutadas, han causado la salinización de los
terrenos en varias regiones de la Isla -de lo cual es un ejemplo el Valle de
Caujerí en la provincia de Guantánamo-, y el mantenimiento del
monocultivo de la caña de azúcar.
La preocupante información brindada por el periódico Granma no
resulta novedosa. En el II Encuentro de Agricultura Orgánica realizado en
1995, varios especialistas alertaron con elementos muy sólidos sobre la
gravedad del problema. De los datos aportados reproducimos el siguiente cuadro.
Características y principales limitantes de los suelos en Cuba
Características |
% |
Limitantes |
Millones hectáreas |
Muy productivos |
14,0 |
Erosión |
4,2 |
Productivos |
11,2 |
Drenaje |
1,5 |
Poco productivos |
14,0 |
Acidez |
1,1 |
Muy poco productivos
|
60,8 |
Baja retención de humedad |
2,5 |
|
|
Salinidad |
1,0 |
|
|
Compactación |
2,5 |
Fuente: Febles J.M. II Encuentro de Agricultura Orgánica
(1995)
No se aprecian perspectivas de cambio a esta situación, debido a que
la extensa estatización de la superficie agrícola permanece
invariable, con sus catastróficas consecuencias para la ciudadanía
y las generaciones futuras.
Las entregas de pequeñas parcelas de tierra en usufructo realizadas
en años recientes, especialmente para el cultivo de tabaco, café y
cacao, aunque de inmediato han mostrado las ventajas del trabajo individual, a
largo plazo podrían provocar daños irreparables a los suelos. La
rotación de los cultivos y el descanso del terreno en los minifundios es
casi imposible, y empeora la cuestión cuando son dados sin garantías
legales de una futura propiedad.
En resumen puede afirmarse que para detener la continuada degradación
de la superficie agrícola del país y promover una agricultura
sustentable, se requiere la urgente eliminación del actual sistema de
tenencia de la tierra, sustituyéndolo por otro que motive al campesino a
cultivarla con esmero y sin restarle su fertilidad. Los desajustes ocasionados
por la ruptura de los equilibrios y ciclos de la naturaleza sólo podrán
ser restablecidos mediante la implantación de firmes vínculos
entre los hombres del campo y su medio.
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