Moneda dura
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, noviembre - ¿Cuánto hay que caminar en esta Habana de
fin de siglo para encontrar un teléfono público que comunique? La
respuesta vale dinero. Mucho dinero. Si Pumarejo hubiera conocido el caso, segurísimo
salía al aire como la pregunta de los 64 mil pesos.
Los nuevos teléfonos tienen una pantallita. Gracias a ella se sabe cuándo
se echa el medio (cinco centavos de peso) y cuándo se acaba la comunicación.
En caso que funcionen.
Al contrario, casi siempre aparecen unas consignas "secretas"
(porque la mayoría de la gente no sabe lo que significan). Estas dicen
unas veces: "Comunicando con Sisi" (yo no conozco a ninguna Sisi, a
quien llamé fue a mi tía Yuya). Otras: "Sólo puede
realizar llamadas de emergencia" (hace casi una hora que no pasa la ruta 4,
¿a quién llamo?). Una variante de mensaje puede ser más
intrigante pues, al echar el medio por la ranurita en la pantalla, sale escrito:
"ETECSA
ETECSA
ETECSA
", y no devuelve la moneda de
cinco centavos. ¡Entonces es que ETECSA me cogió el medio!
La cuestión ahora es que explicaron la necesidad de emplear "monedas
duras". No las de calamina y una pizca de aluminio, que mucho abundan y
poco pesan. Los teléfonos se traban con las monedas ligeras. ¡Oye,
que ni los teléfonos digitales son bobos! Ellos prefieren monedas duras. ¡De
la calderilla nadie se fía!
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