Cuba, oxígeno para una economía
enferma
Lic. Oscar Espinosa Chepe, economista independiente
LA HABANA, noviembre - La firma de un convenio para la colaboración
por los presidentes de Cuba y Venezuela el 30 de octubre, que como parte
principal establece el compromiso de la nación sudamericana de
suministrar petróleo y derivados hasta un total de 53 mil barriles
diarios a la mayor de las Antillas en condiciones muy favorables, le quita al
gobierno de La Habana, por el momento, una gran preocupación.
Los precios del petróleo, como se conoce, han alcanzado en los últimos
meses cotas estratosféricas, que superan los 30 dólares por
barril, lo cual creó una situación insoportable para la
depauperada economía cubana.
Los síntomas de nerviosismo imperantes en las altas esferas
gubernamentales cubanas debido a esta coyuntura eran visibles, y ya desde marzo
se había constituido una comisión especial de gobierno encabezada
por el presidente del Banco Central, Francisco Soberón, e integrada por
varios ministros, para aplicar con urgencia medidas dirigidas a reducir, aún
más, las insuficientes importaciones de combustible en el segundo
semestre del 2000 y el 2001.
En términos concretos, en la segunda parte del año se
comenzaron a dar pasos para restringir el consumo del combustible, que tuvieron
efectos negativos sobre la economía, como fue reconocido públicamente
por funcionarios gubernamentales. En la agricultura, se programó la
reducción del uso de petróleo y sus derivados en un 20 por ciento,
planteándose el incremento del empleo de la tracción animal. En
agosto, varias fábricas fueron paralizadas y en otras se eliminaron
turnos de trabajo, incluyéndose en este caso plantas procesadoras de níquel
de indudable valor estratégico para las finanzas externas.
El panorama que se presentaba era catastrófico para un país
inmerso en una crisis que dura más de 10 años y arrastra una muy
delicada situación en su balanza de pagos. Recuérdese que en los
momentos actuales por cada peso de exportación Cuba importa tres, y la
deuda externa crece sin cesar debido al crónico impago del principal y
los intereses.
Por otra parte, debe tomarse en consideración que a la vez que la
factura petrolera se eleva a niveles insoportables, los ingresos que se
obtuvieron por la venta del azúcar correspondiente a la zafra 1999-2000
fueron menores a las modestas previsiones contenidas en el plan del año.
A lo anterior se agrega el comportamiento de la llamada "locomotora
económica", el turismo, cuyas utilidades en el primer trimestre, en
el período de alta, según informaciones oficiales fueron
inferiores a lo logrado en igual etapa de 1999. Además, ya se reconoce
que el plan de llegadas de visitantes, ascendente a 2 millones para el 2000, no
se podrá cumplir, estimándose ahora una cifra de 1,8 millones.
Ello significa un sustancial recorte en la entrada de divisas.
Para este callejón sin salida en que se encontraba abocada la economía
cubana, el convenio con Venezuela representa un respiro, un balón de oxígeno
que no sacará al país de la crisis, pero por lo menos evitará
por ahora su caída al precipicio. La crisis, por supuesto, únicamente
podrá ser rebasada cuando se implemente una real transformación
económica, política y social de las arcaicas estructuras
existentes, bloqueadoras del proceso nacional.
Lamentablemente, hay suficientes indicios demostrativos de que el sector más
duro y conservador del gobierno y el Partido Comunista, en modo alguno está
interesado en producir ningún cambio. Por el contrario, actualmente
pretende fortalecer su poder absoluto sobre el pueblo.
En el plano económico, esto se refleja en una política
dirigida, paulatinamente, a cerrar los pequeños espacios todavía
abiertos a la iniciativa individual. Si a fines de 1995 había 205 mil
cuentapropistas, hoy no rebasan los 110 mil, a causa de mecanismos diseñados
para asfixiar esa actividad, como la constante elevación de los
impuestos, la imposición de astronómicas multas, el retiro de la
licencia con el menor pretexto y la continuada creación de limitaciones y
prohibiciones, sin olvidar la paralización desde hace tiempo de nuevas
autorizaciones para ejercer gran variedad de oficios.
En lo político, está vigente un reforzamiento de la represión
contra los ciudadanos que reclaman sus derechos, aunque las demandas sean pacíficas
y constructivas. Un ejemplo de lo anterior fue la reciente prohibición
para realizar el primer congreso del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos
(CUTC) y la detención de sus principales dirigentes, de los cuales su
secretario general, Pedro Pablo Alvarez Ramos, permanece en prisión bajo
la ridícula acusación de "resistencia al arresto".
A manera de resumen puede afirmarse que el convenio suscrito con Venezuela
resulta un paliativo para una crisis que sólo tendrá solución
con fuertes dosis de democracia, libertad y justicia social.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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