Homenaje póstumo a disidente pacífico
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, mayo - Murió Isaac Julián Carreras López. Su nombre quedará unido a la historia de la guerra irregular del Escambray entre 1960 y 1965, al presidio político en Cuba y a la disidencia pacífica. También será recordado como una de
las víctimas del régimen castrista.
Isaac trasladó alimentos, ropas y medicamentos en 1961 a los grupos antifidelistas en el Escambray, desde Ranchuelo, Las Villas. Los operativos del Departamento de Seguridad del Estado del municipio desataron una feroz persecución para capturarlo. Sufrió detenciones,
amenazas y maltratos. A fines de ese año tuvo que incorporarse a un destacamento militar antigubernamental que operaba en aquellas montañas.
Combatió contra unidades de la policía, el Ejército Rebelde y las milicias del gobierno. Estuvo sometido a fuertes presiones por las fuerzas enemigas. En 1962 cae en varios cercos. Sin comida, municiones ni medicamentos, sobrevivir era casi imposible. Incluso tuvo que
enterrarse vivo y respirar a través de canutos de cañabrava. Pocos lograron escapar con vida. Al fin salen de la zona. Llegan a Gibara, Holguín, y proyectan una salida ilegal por barco. La idea era prepararse en el extranjero y regresar para continuar la lucha contra el régimen
totalitario.
El barco es interceptado en el mar por unidades guardafronteras. Se entabla el combate. Sufren varias bajas y le hunden su nave. Isaac y los demás sobrevivientes son capturados. El fiscal le pide a Isaac 20 años de privación de libertad. Tuvo suerte. Los demás fueron
condenados a muerte y fusilados. El va a prisión por diez años.
Comienza su presidio político (1962) en la cárcel de Boniato. Pasó ocho años en rebeldía. No se acogió a los planes de rehabilitación. Sufrió los simulacros de fusilamiento junto a otros reclusos. Conoció el martirio de las llamadas "cordilleras
a millón", que consistían en sacar del destacamento a todos los presos. Dejaban libre el corredor, y en cada celda ahora se ubicaba un gendarme con bayoneta en mano. La macabra diversión comenzaba cuando los infelices reos eran obligados a correr por el pasillo entre las
dos filas de bayonetas, que herían sus carnes. Muchos penados no concluían la carrera, al desmayarse. Otros perdieron la vida en el juego.
Sale de la prisión en 1970. Creyó que terminaría el infierno, pero el DSE se propuso que no lo olvidara. Lo perseguía y calificaba de terrorista, cabecilla contrarrevolucionario y bandido.
La Seguridad de Holguín hace una redada en 1976 de todos los elementos desafectos. Isaac es detenido, juzgado y condenado a cuatro años de trabajo forzado y conducido a la granja "Pedro Ballester", de aquella provincia. Sólo cumple dos. Comenzó a presentar
trastornos cardíacos y problemas con una úlcera.
Viene a La Habana en 1980. Comienza su activismo como disidente pacífico. Milita en las células clandestinas del Movimiento Revolucionario "Eduardo Chivas", y a los grupos irregulares M-24 en 1984. Se integra al Partido Pro Derechos Humanos (1988), junto a Bofill, Samuel
Martínez Lara y Mario Remedios Rodríguez, y a la Coordinadora de Presos y Ex Presos Políticos y de Conciencia (1990). El movimiento pro derechos humanos "24 de Febrero" se funda ese año, e Isaac se integra a él.
Es detenido nuevamente en 1991 por la Seguridad de Santiago de Cuba, por llevarle a los presos de la cárcel de Boniato medicinas, alimentos y ropas de uso. Lo juzga el tribunal de Holguín por la presunta causa de acaparamiento. Condenado a un año de trabajo correccional, es
privado de su vivienda en 1992, al ser desalojado por la policía y la Dirección Municipal de la Vivienda de Centro Habana, a pesar de cumplir con los requisitos de ley.
Hace apenas unos días, grabó un mensaje de felicitación a todas las madres cubanas que tienen a sus hijos sufriendo el presidio política de la dictadura, con motivo de inaugurarse el Comité de Madres Cubanas por la Libertad de los Presos Políticos y de
Conciencia, y elaboró, el martes 16 de mayo pasado, su última denuncia de una violación de los derechos humanos cometida por el gobierno cubano.
El jueves 18 de mayo, a las tres de la madrugada, sufrió un dolor en el pecho y falta de aire. Apenas podía respirar. Leonardo Bruzón lo conduce al hospital Hermanos Amejeiras. Diagnóstico: edema pulmonar agudo. Sufre un primer paro cardíaco una hora después.
La atención médica hace que rebase la crisis. A las 5 y 30 de la mañana cae en un segundo paro, más intenso que el anterior. Vuelve a recuperarse gracias al equipo de médicos intensivistas. La Seguridad no descansa. Se mueve. Preguntan por el estado de Isaac. El
DSE quiere ser el primero en informar el desenlace. Lo ingresan en cuidados intensivos. Lleva 20 horas grave, pero sin recaídas. El optimismo se apodera de amigos y hermanos de lucha.
Pero se acerca el fatídico 19 de mayo, fecha en que cayó abatido nuestro Apóstol. Son las 12 y 15 de la madrugada. Isaac sufre el tercer y último paro cardíaco. No lo supera. Fallece a las 12 y 17 de la madrugada. Tenía al morir 60 años de edad.
La familia decide trasladar su cadáver para Holguín. No hay vuelo ese día para la provincia, pero sí hasta Santiago de Cuba. De ahí a Holguín será por carretera. Pobre Isaac, aún después de muerto tiene que continuar su lucha. Hay
que pagar impuestos por su cuerpo al pasar de pueblo en pueblo hasta llegar a su destino. Irónicamente, cobra vida el tema de la película cubana Guantanamera.
Al fin llegan. Sus restos reposarán en la tierra que amó y por la que tanto luchó.
Ese día 19 de mayo, en horas de la tarde y como homenaje póstumo al luchador de mil batallas, el ejecutivo nacional del movimiento pro derechos humanos "24 de Febrero" acordó que el grupo Unidad Cristiana, subordinado a ese movimiento, llevara en lo sucesivo el
nombre de Isaac Julián Carreras López.
Honor y gloria para este moderno mambí cubano.
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