CUBANET ...INDEPENDIENTE

25 de mayo, 2000



La Generación del Huracán

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, mayo - La Generación del Huracán nació alrededor de 1926, año en que uno de los más recordados de esos meteoros típicos de Cuba pasó por la Isla. La memoria histórica le nombró El Ciclón del 26, y con ello basta, si pretende rastrearse la huella de una generación que vino a este mundo lleno de cuitas bajo la incertidumbre que en sí mismo simboliza el paso de un huracán.

Siete años más tarde, ese grupo de cubanos inició su vida escolar entre las ráfagas de otro ciclón. O, más exactamente, de dos: el huracán del 33 y la caída del dictador Gerardo Machado, quien al huir de Cuba para nunca retornar dejó al divertimento de Satanás cinco palabras dignas de Casandra: "Después de mí, el caos". Cuentan que las dijo como al descuido. Pero las dijo. Y uno se pregunta si en una de esas ironías de maldad tuvo el dictador intención de alertar sobre lo que venía: la Generación del Huracán.

No sólo el huracán y el tirano sembraron en la memoria de los hijos de El Ciclón del 26 un modo particular de asomarse a la vida y a la sociedad. Al mundo llegaron para encontrar una república frustrada por un apéndice constitucional llamado Enmienda Platt, hijo de prepotencias imperiales y destinos manifiestos, y sostén de un antiyankismo que mamaron sin notarle el sabor a revanchismo español.

Huracán, dictador, frustración republicana, revanchismo de la Colonia, no bastan para entender las esencias de una generación que, para algunos, hoy pende como Espada de Damocles sobre los destinos de Cuba. La Gran Depresión no dejó oportunidad para juguetes, y en algunos casos ni para el almuerzo. La Generación del Huracán vio cerrar puertas y ventanas para comer harina de maíz, bochorno máximo de una familia cubana de aquellos tiempos, si se excluye al de los bastardos nacidos bajo tales signos fatales, quienes, aún en lo profundo de sus mentes, arrastran la vergüenza del vivir con un sucedáneo de apellido, una especie de eufemismo notarial: Fulano de Tal SOA -"Sin Otro Apellido".

Por ello, intentar la comprensión de la Generación del Huracán pasa por registrar sus odios y rencores, nacidos del sinnúmero de exclusiones sociales que padecieron, en una sociedad aún intrínsecamente excluyente: racismo, intolerancia, machismo, preterición del nacional ante el extranjero. No por gusto la pistola de Antonio Guiteras hizo aprobar una célebre ley del 50%, que obligaba a reservar la mitad de los empleos para los cubanos, y que hoy parece clamar su nueva necesidad en medio de ironías del destino. Pueden los nacionales emplearse con bastante libertad. Pero ser empleadores, invertir ellos mismos, aunque sea en sueños, ni hablar. El derecho a la masturbación intelectual, en Cuba, padece de severas limitaciones. Quizás, por ello, algunos reportes pícaros están avisando de un incremento en la práctica del sexo telefónico, algo así como la institución del chat room en la informalidad.

Sin embargo, lo peor de la Generación del Huracán fue identificado por el historiador Leví Marrero, cuando dijo que los cubanos sólo aprendimos de los españoles a vivir en rebelión o esclavitud, pero nunca en democracia, porque los españoles mismos no tenían democracia. "De España heredamos lo peor", apuntó Marrero, herencia que explica muchos de los misterios del devenir isleño. Los lúcidos -los infelices lúcidos de Cuba- pudieron al menos llegar a la Constitución de 1940. pero cuando Fulgencio Batista pisoteó al texto primigenio de la Declaración Universal de Derechos Humanos, muchos se le abrazaron y otros se mostraron lo suficientemente incapaces como políticos como para sólo ser capaces de abrir las puertas a la rebelión. Más de lo mismo, y cuarenta años de más de lo mismo, ¿gracias a la Generación del Huracán?

Fidel Castro pertenece a la Generación del Huracán, aunque debo advertir que no es razón directa de estas líneas. Sólo trato de incursionar en el modo de ser de sus contemporáneos, los posibles de observar en esta Cuba triste del picadillo de soya.

Basta verles, en sus hogares: concentran el poder de las más elementales decisiones familiares, absolutamente huérfanos de un sentido participativo hacia los más jóvenes, a quienes, sencillamente, no respetan. A su vez, éstos se ven incapacitados de formar hogar y familia propia, porque no hay dónde meterse. Gran incógnita, la de saber de cuántos divorcios es responsable la Generación del Huracán. Y gran incógnita, la de conocer hasta dónde es Fidel Castro el hijo dilecto de esa generación, de las huellas que ha dejado, al menos por el aquello de que los pueblos tienen los gobiernos que merecen. Para colmo, o a manera de confirmación, cuentan amigos de Miami que los huracanados de por allá parecen cortados por la misma tijera. Entretanto, los pesimistas se cruzan de brazos y pronuncian palabras de ocasión, cercanas a una consigna matrimonial: "hasta que la muerte nos separe". Dios les ayude a entender que lo peor es cruzarse de brazos, aunque reine El Huracán.



Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

SECCIONES

NOTICIAS
...Prensa Independiente
...Prensa Internacional
...Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
...Inglés
...Alemán
...Francés

SOCIEDAD CIVIL
...Introducción
...Cooperativas Agrícolas
...Movimiento Sindical
...Bibliotecas
...MLC
...Fraternidad de Ciegos
...Seguidores de Cristo
...Estudios Sociales
...Ayuno

DEL LECTOR
...Cartas
...Debate
...Opinión

BUSQUEDAS
...Archivos
...Búsquedas
...Documentos
...Enlaces

CULTURA
...Artes Plásticas
...Fotos de Cuba
...Anillas de Tabaco

CUBANET
...Semanario
...Quiénes Somos
...Informe 1998
...Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887