Sin azúcar y todavía queda país, pero... ¡de qué manera!
Mario Julio Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, mayo - "En medio de la crucial batalla de ideas que libra nuestro pueblo -dice el Granma del martes 9 de mayo- la económica no se descuida, y la más reciente prueba es el cumplimiento del plan de producción de azúcar alcanzado la víspera".
Así inicia Granma, el más gubernamental de los gubernamentales periódicos de Cuba, la nota informativa que da a conocer solamente que se había cumplido el plan propuesto de producción de azúcar, y que esta producción se había incrementado en un
6,7 por ciento sobre lo obtenido en la zafra anterior. Claro está, salvo en el Comité Central del Partido Comunista y en las oficinas del Ministerio del Azúcar (MINAZ) nadie conoce la cifra real del plan de producción.
Sin embargo, esta zafra, que llega a sus conclusiones, no ha sido lo tan eficiente que se pretende y ha resultado una calamidad productiva. No sobrepasar los 5 millones de toneladas de crudo en una etapa de precios del azúcar deprimidos es todo un chasco. Recogiendo aquí y allá
los pocos datos económicos que se publicaron en los periódicos, y principalmente en Granma, la zafra del 2000 debe concluir con algo más de 3,5 millones de toneladas de azúcar y de ninguna manera sobrepasar ni en una fracción de décima los cuatro millones.
Con más de la tercera parte de los centrales parados (43 de ellos) la eficiencia en todo el conjunto de la industria no puede ser considerada ni siquiera como medianamente aceptable.
Cuando dio inicio la zafra que ahora concluye existían condiciones reales para hacer una buena zafra aún con los 110 centrales en campaña. Condiciones favorables para la maduración de la caña se produjeron en el período de pre zafra. Sólo había
que aprovechar con agilidad lo que el clima había posibilitado, pero eso no se logró. La riqueza en azúcar contenido en los campos tuvo un comportamiento aceptable, pero fue pobre la capacidad de molida y mucha caña atrasada se descargó en los basculadores. La sequía
afectó a numerosos campos incluso a aquellos dotados con regadío, pero pudo haber facilitado las labores de corte y tiro de la caña y evitó los efectos negativos de los encharcamientos en los cientos de caballerías cañeras que tienen problemas de drenaje.
Sin embargo, el abasto de caña no fue lo tan eficiente como podría parecer de acuerdo con lo que decía el periódico Trabajadores sobre las producciones millonarias de los contingentes de macheteros movilizados y permanentes, y el corte mecanizado no tuvo nada de
brillante, como se pudo apreciar por las exhortaciones que desde la prensa gubernamental se le dirigían a los pelotones de combinadas de corte que en conjunto actuaban -según se ha dicho inicialmente- sobre el 70 por ciento del área cañera en zafra de todo el país.
La información brindada por Granma presenta, sin embargo, serias contradicciones. Mientras que por una parte se dice que el plan nacional de producción se había cumplido, se declara por otra que sólo siete provincias habían cumplido sus planes: Pinar del Río,
Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Avila, Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba. Quedando aún por cumplir sus programas Habana, Matanzas, Cienfuegos, Holguín y Guantánamo. Por otra parte, se señala en la nota del periódico gubernamental que "aún
tienen posibilidades de incorporarse a la nómina cumplidora por disponer de la materia prima Camagüey -la más próxima- Guantánamo y Holguín". ¿Se cumplió el plan de producción y quedan provincias, casi la mitad, que no han cumplido lo
que respectivamente les corresponde?
Dígase lo que se diga, con un 71 por ciento promedio del aprovechamiento de las capacidades industriales, -como se indica en la información del Granma- un recobrado que no llega al 90 por ciento y rendimientos de azúcar en caña por debajo del 13 por ciento, es poco
creíble que se pueda concluir con una zafra exitosa en producción y costeabilidad. La realidad es que Cuba ha dejado de ser la azucarera que fue, y sin el parapeto de su azúcar el país queda en condiciones muy desfavorables, sobre todo en su capacidad importadora. Los
recursos, entonces, no quedará más remedio que seguir buscándolos en el turismo y por la vía de mayores restricciones al consumo de la población. Una zafra larga en tiempo y corta en resultados económicos aceptables no impide que continúe existiendo
el país, pero... ¡de qué manera!
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