Muertos en vida
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo - El 3 de mayo se celebró en el mundo el Día de la Libertad de Expresión. La Sociedad Interamericana de Prensa y el Comité para la Protección de los Periodistas nombraron a nuestro colega Raúl Rivero, poeta y periodista independiente de
Cuba, como héroe del periodismo. También incluyeron en una lista al presidente cubano, Sr. Fidel Castro, como violador de esos sagrados preceptos humanos junto a nueve mandatarios más.
Cierto es que en mi país no se asesina a periodistas cuando éstos disienten del régimen, pero sí se les encarcela o los matan en vida.
Muchos son los escritores y periodistas cubanos que languidecen en sus casas echados de sus centros laborales no por hacer contrarrevolución, sino porque psiquiatras de la policía política lo entendieron así.
Actualmente hay colegas nuestros en un exilio interno realmente vergonzoso. Venden sus cajas de cigarrillos, los de su cuota mensual, para comprar los chícharos o el picadillo de soya. Y hasta sus libros, para hacerse de un par de zapatos o un pantalón. Se trata de periodistas o
escritores con una larga trayectoria laboral coronada de diplomas o libros publicados.
Mencionar nombres, todavía no. Cuando ellos se sientan capaces de hacerlo, porque disidentes son, desilusionados están, seguros de que perdieron inútilmente sus mejores años, para afrontar hoy una realidad que no imaginaron.
El pasado 3 de mayo me acordé mucho de estos viejos colegas míos. Condenados al silencio y al ostracismo. Los que veo por la calle, muertos en vida, y desesperados por conseguir un dólar.
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