Boleto de seguridad
Zoimara Menéndez Simeón, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, mayo - En Cuba, los hijos funcionan como un boleto de seguridad para evitar una posible emigración por parte de aquellos ciudadanos que trabajan en el exterior. El gobierno prefiere ver destruido un hogar de familia que mostrar una realidad que ya no puede ocultar: el creciente
éxodo de cubanos hacia cualquier parte del mundo. Pero en ese afán por mantener su "granja" intacta, daña a personas cuyo único deseo es trabajar.
Después de una prolongada separación de seis meses, Ana vio su sacrificio recompensado con la llegada, al fin, de su esposo. El -músico de una orquesta- había recibido un contrato para trabajar durante ese tiempo en el exterior. La hija de ambos contaba con pocos
meses de nacida cuando partió. Pero bueno, medio año pasa rápido, se consolaron ante la inminente separación.
Y en verdad, el tiempo pasó veloz entre la angustia y la nostalgia. Ya a su lado, Ana sintió que la vida volvía a ella. Su hija ya contaba con un año y no se acordaba de su papá.
No pasado un mes, la pesadilla se hizo presente de nuevo. La orquesta del esposo fue contratada para trabajar en un crucero por el mar Mediterráneo nada menos que nueve meses. Nueve largos meses, se repetía una y otra vez Ana, entre lágrimas incesantes. Durante ese tiempo su
hija definitivamente olvidaría la existencia de su padre. Qué hacer fue la interrogante, esta vez por parte de ambos.
Descubrieron, para su satisfacción, que el contratista tenía suficiente dinero para llevar también a los familiares de los músicos. Así garantizaba que la separación no afectaría el posible éxito que conquistarían con su trabajo.
Sintieron que la vida les sonreía, pues viajar juntos sí era algo estupendo. No perdería más terreno su relación.
Pero algo vino a acabar con el haz de luz que les había alumbrado por un momento. Les informaron que su hija no podría viajar con ellos. Siendo menor de edad, no era posible hacerle una carta de invitación, y los menores sólo pueden viajar si se van definitivamente
del país.
Hoy Ana observa todo el camino a recorrer, todo el sacrificio que nuevamente tendrá que afrontar, pues su esposo necesita ese trabajo para ellos poder subsistir. Sólo le queda resignarse y rezar porque su marido encuentre pronto el retorno a "casa".
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