¿Leones en Cuba? ¿Por qué no?
Moisés Leonardo Rodríguez
CABAÑAS, mayo - Como casi todas en la isla, era una bella mañana de abril cuando me adentré en el edificio de la Biblioteca Nacional en La Habana. Entregué mi mochila en el departamento de Guardabolsos y me dispuse a entrar en la sala de lectura, cuando un Custodio me
preguntó, "a boca de jarro": "¿Qué desea?"
Entrecortadamente, por lo inesperado de la pregunta, le respondí que iba en pos de información sobre los Clubes de Leones. Me pareció que en su rostro se reflejaba la incertidumbre, probablemente su pensamiento oscilaba entre las interrogantes de si me burlaba de él o
si debía llamar a Mazorra (1). Acto seguido me indicó que preguntara a la muchacha sentada junto a él, frente a una pequeña mesita, que hasta el momento había permanecido silenciosa.
"¿Tiene usted su carné de socio?", preguntó fríamente. Ante mi negativa, me indicó dirigirme al Departamento de Información, a pocos pasos de allí.
Con gentileza, otra joven me informó que la Biblioteca estaba siendo categorizada, y debía por tanto ser miembro asociado a la misma para recibir el beneficio de sus servicios. Dos fotos, fotocopia del título de profesional, dos pesos moneda nacional y el carné de
identidad, según su amable explicación, bastarían para el trámite. Y añadió el favor, que agradezco, de hacerme un pase provisional por esta vez.
Como en mi niñez prerrevolucionaria y mi juventud en tiempos de revolución, me adentré por el familiar pasillo hacia la sala de lectura donde, con exquisito y profesional trato -como antes- obtuve acceso a la deseada información.
Recién comenzada la lectura, me vino a la mente la afirmación del Apóstol de la Independencia y la instauración de la "Nueva República", José Martí: "Tal parece que en los Estados Unidos han de plantearse y resolverse todo los
problemas que interesan y confunden al linaje humano, que el ejercicio libre de la razón va a ahorrar a los hombres mucho tiempo de miseria y de duda..." (2)
Me estimuló conocer que en 1917 quedó constituida la Asociación Internacional de Clubes de Leones, en reunión celebrada en el hotel La Salle, de Chicago, Illinois, y que en los días 9 al 11 de octubre siguiente celebraron la Primera Convención de carácter
nacional en Dallas, Texas, con lo que surgía esta "grande y poderosa empresa humana que tiene por finalidad el agrupar la iniciativa privada para ponerla al servicio de la comunidad y que, en la divisa de servir, justifica su nobilísima existencia". (3)
Parte de la sociedad civil, los Clubes de Leones han intentado -y logrado en muchos casos- interesarse "activamente por el mejoramiento cívico, comercial, social y moral de la comunidad" (4), además de "estimular la eficiencia y propulsar normas de ética
comercial y profesional" (5) en las comunidades en que desarrollan sus acciones humanitarias y nunca político-partidarias ni religioso-sectarias.
Corría el año de 1927 cuando quedó constituido el Club de Leones de La Habana, que el 27 de octubre de 1936 es totalmente reorganizado, llegando a ser en pocos años el más grande todos los Clubes de Leones del mundo, por el número de asociados y "la
más grande organización entre todas las instituciones cívicas de servicios procomunales" (6) en Cuba.
En 1954, según el señor Ramiro Collazo en su artículo "La acción del leonismo en Cuba" (7), existían 112 Clubes de Leones en la República de Cuba, con 6,529 asociados, lo que convertía a la organización en la mayor fuera de
Estados Unidos, con la excepción de Canadá.
Con la existencia de estos clubes en numerosos pueblos cubanos -incluido el de Cabañas, que tuvo su sede en esta casa donde redacto estas notas- se promovieron iniciativas que iban desde la construcción de carreteras, la pavimentación y rotulación de calles, la
construcción de casas-escuela y hospitales, hasta la edificación de obras de grandes dimensiones humanitarias, como el Asilo Nacional para Ciegos de La Habana.
Buscando hacer de cada comunidad un lugar más atractivo, de mayor actividad comercial y más ampliamente conocido, "han laborado activamente en toda actividad noble de ayuda a la niñez desvalida y a todo aquel necesitado de la compasión humana, mediante la acción
conjunta de hombres de negocios y profesionales, quienes llevan a estas instituciones un aporte personal y constructivo...", señalaba en su artículo el señor Collazo, quien fue Director Internacional por Cuba de la Junta Directora Internacional por dos años, de
acuerdo a la estructuración de esta institución, en la que lo representativo y lo participativo de la democracia se conjugan en armonioso balance.
Si se tiene presente las grandes limitaciones -y hasta imposibilidad- que tiene el cubano promedio para acceder a medios de información no sólo modernos, sino incluso obsoletos en la mayoría de los países, se comprenderá la alegría sentida al haber
podido conocer algo sobre aquéllos que en agosto e 1999 habían enviado desde Loughborough, en Inglaterra, una amable carta -recibida el 30 de diciembre de ese año- en la que notificaban haber conocido el proyecto "Reyes Magos del Milenio" (8) y brindaban su cooperación
con una colecta que estaban dispuestos a hacer entre sus compañeros del Club de Leones, y que finalizaba pidiendo más información sobre dicho proyecto. Firmaba la carta el señor Simon Weller, como vicepresidente del Loughborough Lions Club.
Inexplicablemente, junto a la carta remitida desde Inglaterra se recibió una segunda, enviada desde Cuba, en que se ponía en conocimiento del promotor del proyecto la llegada de tres paquetes grandes al Puerto de La Habana en el buque Melbridge Berlin en diciembre como aporte al
mismo. ¡Cumplen estos señores con aquello de "Res, non verba"!
Para que no se agoten con esta lectura tanto como me hube de agotar en las gestiones para intentar recuperar los paquetes aludidos, sólo diré que después de pagar 24 dólares por los documentos extendidos por Consignataria Mambisa Caribeña S.A. en las oficinas
de la Lonja del Comercio, en la Habana Vieja, y que debían servir para la extracción de los paquetes, me dirigí al Departamento de Carga Desagregada de la Aduana y, sorpresa esperada, allí me argumentó la funcionaria que no podría extraer los paquetes, entre
otras razones, por no haber viajado al exterior.
No convencido con los argumentos, pero sí de que los paquetes se perderían, me dirigí días más tarde a la Dirección Nacional de la Aduana, y esta vez quedó claro que la imposibilidad de extraerlos se debía a no poseer personalidad jurídica
para recibir carga comercial.
Habiendo gran número de profesionales en Cuba, a los que se unen hombres de negocios en cantidad creciente, ya sea extranjeros o nacionales, podría pensarse que va siendo hora de que la acción benefactora de instituciones como el Club de Leones reinicien su acción en
Cuba para al menos aliviar muchos de los problemas de la neo-capitalización de estado y que el estado, cualesquiera que sean las causas, es incapaz de atender debidamente.
Así, repito las preguntas que me acompañaban al salir de la Biblioteca Nacional: ¿Leones en Cuba? ¿Por qué no?
(1) Nombre por el que se conoce el Hospital Psiquiátrico de La Habana.
(2) Martí, José. Obras Completas Edit. Ciencias Políticas, La Habana, 1975. De la obra "El cisma de los católicos en New York".
(3) El Libro de Cuba. Biblioteca Nacional.
Cuba. Pág. 953 en adelante. Artículo "La acción del leonismo en Cuba" por Ramiro Collazo.
(4) Idem
(5) Idem
(6) Idem
(7) Idem
(8) Ver en Internet, CubaNet. www.cubnet.org
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