La causa eficiente de la emigración furtiva
Mario J. Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, mayo - La periodista independiente cubana Ohalis Víctore no deposita su esperanza en la Ley de Ajuste Cubano. Ella tiene derecho de entrada al territorio de Estados Unidos por vía aérea... lo malo es que está desposeída de su derecho a emigrar. Dícese
que hay "intereses del Estado" que se lo impiden. El Estado le prohíbe emigrar legal y ordenadamente como se supone sea uno de los objetivos básicos de los acuerdos migratorios suscritos por los gobiernos de Cuba y Estados Unidos.
Ohalis no está dispuesta a arriesgar sus 22 años de existencia a bordo de una frágil embarcación para atravesar el Estrecho de la Florida, pero si así lo decidiera, que no es el caso, la causa de su suicida travesía no por cierto habría sido la
Ley de Ajuste Cubano.
El pasado día 5 la guardia costera de Estados Unidos rescató a 14 prófugos o si se quiere mejor, "balseros", o tal vez más, leguleyescamente "inmigrantes ilegales o furtivos" cubanos, frente a las costas de la ciudad floridana de Miami. La noticia
le llegó a los cubanos a través de un editorial de primera plana de los rotativos gubernamentales Juventud Rebelde y Tribuna de La Habana, en la edición del domingo 7, redactado a partir de un cable de Notimex fechado en aquella ciudad del sur de la Florida.
Bajo un título de consigna -"Otro crimen de la ley asesina"-, el editorial hace conocer que los 14 balseros -doce hombres y dos mujeres- residentes en el mediterráneo pueblo matancero de Perico, a unos 120 kilómetros al Este de La Habana, flotaban a la deriva a
unos 11 kilómetros del Este de Miami Beach. Según las autoridades estadounidenses, cuatro de los cubanos se hallaban en condiciones críticas y ocho fueron encontrados inconscientes sobre una rústica balsa, y todos sufrían de quemaduras y deshidratación. Una
terrible odisea de diez días perdidos en un inmenso mar los había colocado al borde de la muerte.
La calamidad sufrida por estos cubanos es rápidamente aprovechada por los propagandistas gubernamentales cubanos para atacar a la ley que ampara la solicitud de refugio a quienes procedentes de Cuba logren llegar a suelo de Estados Unidos. Una conveniente cortina de humo para culpar la
triste realidad nacional: de Cuba sólo se huye porque existe la Ley de Ajuste Cubano.
Pero, ¿quiénes huyen de Cuba y se arriesgan a morir para acogerse a la que se dice "asesina ley"? Por supuesto, según los gobernantes cubanos, nadie más que la escoria social, criminales comunes, ex-reclusos, fugitivos de las leyes penales, jineteras y
proxenetas. Nadie decente, según lo que se dice en los periódicos -todos de propiedad gubernamental en la mayor de las Antillas- se decide a abrirse camino a través de los senderos del suicidio que tantos desde Cuba han trazado sobre el trecho de 90 millas que separa a la
isla de la península floridana. Parece además que por parte del gobierno de Cuba, según se lee en sus editoriales al respecto, existe una gran preocupación por la suerte que les pueda tocar a estos supuestos delincuentes emigrantes furtivos. El editorial reduplicado de
Juventud Rebelde y de Tribuna se lamenta diciendo de este nuevo hecho que el mismo "reviste características dramáticas aunque hasta el momento no ha ocurrido ningún fallecimiento". Y agrega: "Hay cuatro personas en estado crítico. Nuestro pueblo debe
seguir sacando conclusiones".
La preocupación de ahora contrasta con los relatos de muchos balseros capturados por los guardacostas cubanos antes de 1994, a quienes se les condenaba a tres años de prisión. Muchos relataban que huían bajo el silbido de las balas del cuerpo militarizado de
guardafronteras o eran perseguidos por helicópteros de la fuerza aérea cubana desde donde les lanzaban sacos de arena con el propósito de hacerles zozobrar o eran embestidos por las naves de guardacostas. Todavía está fresca en la memoria la embestida sobre el
remolcador "13 de Marzo", a bordo del cual iba un gran número de personas incluido niños, muchos de los cuales perdieron la vida en el encontronazo que hundió a aquella embarcación.
El editorial lamenta el no poder conocer la identidad de esos doce hombres y dos mujeres rescatados el viernes 5 por un carguero. Las autoridades norteamericanas no revelaron "con evidente mala fe y no poca perfidia", dice el editorial, "la identidad de dichos ciudadanos". ¡Qué
lástima! De este modo no se les puede cargar con una buena colección de los delitos contenidos en el Código Penal y hacerlos públicos en todos los periódicos del país.
Si a Ohalis Víctore, una cubana de 22 años, disidente y periodista independiente, a quien el Departamento de Refugiados de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana le extendiera la autorización para emigrar hacia esa nación, no permitida por
el Ministerio del Interior cubano a abandonar el país, decidiera abordar una balsa y pereciera en el intento: ¿se diría que la culpable de su muerte habría sido la "ley asesina"? ¿Qué se diría de ella en los periódicos del gobierno? ¿Con
cuántos vicios, crímenes y malas virtudes la cargarían? Tal vez en realidad existe una ley asesina, culpable de que tantos cubanos hayan perecido en el Atlántico, culpable del drama de esos últimos no identificados catorce balseros, de la muerte de la madre del
pequeño Elián, y de todo el escándalo armado con respecto al estatuto legal de ese niño atrapado entre dos mundos, entre dos concepciones de la vida, entre dos sistemas políticos. Quizás esa ley asesina no sea otra que aquélla que anula el postulado
universal que se enuncia de esta manera: "Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país incluso del propio y a regresar a su país".
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente.
|