Una ciudad que pierde la esperanza
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, mayo - Acaba de comenzar el mes de mayo, linda época en que las flores adornan los campos y un sentimiento de armonía parece que domina en todas las formas de la vida, menos en aquéllos que hoy en Cuba dependen de un transporte público para trasladarse de
un sitio a otro o tienen que esperar en una fila para tratar de adquirir algún alimento.
El ambiente actual que se respira en la capital y en otras zonas del país está cargado de gran tensión y hostilidad entre de sus moradores, por lo que es común ver cómo se atropella a una anciana al momento de abordar un ómnibus o cómo dentro del
mismo se empuja a una embarazada.
Las riñas y discusiones afloran por doquier; sus causas pueden ser las más variadas y sencillas. Es normal ver cuatro o cinco de esos incidentes en un par de horas de recorrido por los lugares donde las personas se congregan en busca de resolver alguna de sus necesidades vitales.
Cualquier visita que se realice al Cuerpo de Guardia de un hospital arroja una alta cifra de pacientes atendidos por puñaladas, machetazos, punzonazos e incluso por disparos de armas de fuego. Muchos ciudadanos son de la opinión que el nivel de violencia se debe a los altos niveles
de alcoholismo y drogadicción existentes en la sociedad cubana.
Pero sin dudas la carencia de artículos de primera necesidad, el alto costo de la vida y la necesidad de adquirir dólares para subsistir son algunas de las causas que engendran reacciones agresivas en la actitud de muchos capitalinos.
Toda esta violencia ocurre en los momentos en que más se recrudece la vigilancia de los cuerpos especiales del Ministerio del Interior, a los que se les ve en grupos de tres y cuatro agentes que recorren a pie cuadra por cuadra de nuestra ciudad pidiendo identificaciones a los transeúntes
y registrándoles los bolsos, carteras o paquetes que éstos portan.
Mientras ocurre todo esto, otro mundo se vive dentro de los autos de los dirigentes o de las guaguas para turistas que, prepotentes y desafiantes, transitan por las calles de una ciudad que ha comenzado a perder la esperanza.
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