EUD, El Universal. Caracas, lunes 20 de marzo, 2000
Como buen socialista, el ministro Josselim sigue creyendo firmemente en los axiomas que Cuba ha sabido exportar sobre sus logros en materia de salud, educación y cultura. Destaca la liquidación del analfabetismo pero reconoce, al mismo tiempo que los cubanos no leen sino lo que
permite leer el régimen, situación que desaparecerá el día en que se concrete la apertura que, según confía, debe venir por ahí. _A veces los latinoamericanos percibimos, sobre todo en la izquierda europea y en los sectores que se llaman progresistas,
una especie de romanticismo a la hora de valorar lo que está pasando en el continente. Por mucho tiempo la Revolución Cubana despertó un gran entusiasmo entre los intelectuales franceses y ahora la realidad nos muestra que aquel romanticismo era un equivocación total, que
la Revolución terminó convertida en dictadura. ¿Pasa lo mismo con su visión hacia Venezuela?
_'Comparación no es razón', dice el dicho francés. Tampoco puedo emitir un juicio tan negativo acerca de un país que, como Cuba, está dando, aunque no tanto como quisiera, señales de un movimiento digno de ser alentado. Probablemente Cuba se encerró
en su lucha con Estados Unidos, pero también es cierto que estos últimos también han encerrado a la isla. Y a mí me gustaría que los países que se dicen democráticos tengan acceso a la educación y la salud como lo tiene el pueblo cubano. Si
consideramos el tema de los derechos humanos, no podemos citar únicamente los derechos políticos. Están los derechos sociales. Y para los pobres éstos cuentan tanto como los otros.
_Después de cuarenta años de Revolución no debería haber pobres en Cuba.
_No hay un solo analfabeto. Dígame otro país que haya logrado ese objetivo. Estoy dispuesto a hacer una comparación con las democracias formales en por lo menos cien países.
_¿De qué sirve saber leer si sólo se puede leer lo que permite el régimen? ¿Dónde queda la libertad de escoger?
_Por lo menos va a permitir a los cubanos leer todo lo que quieran, como si fuera una fiesta, el día en que se concrete esa apertura deseada por todos nosotros.
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