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Rodolfo Damian, Cuba Press
LA HABANA, marzo - Si usted, querido lector, desea convertirse en acróbata ya no tiene que pasar ningún curso en alguna escuela especializada en ese arte porque la Empresa de Acueductos y Alcantarillado de la ciudad de Matanzas pone a su disposición la forma de practicar,
por supuesto con los posibles riesgos, el pequeño puente peatonal sobre el río Yumurí.
A más deterioro del puente el aspirante a acróbata podrá perfeccionar la técnica. Hoy, con las losas de hormigón rotas y la baranda cayéndose, el transeúnte logra mantener el equilibrio con los brazos y alcanza una estabilidad sorprendente cuando
en la fase final de ese singular trayecto casi se encuentra sobre una cuerda floja.
Y fíjese; todo es gratis.
Ha tenido tanta "acogida" entre los matanceros este cruzar por el destartalado puente que los turistas que se aventuran a llegar allí cámara en mano filman cuando un arriesgado peatón emprende el citado camino, esperando como nota final un posible paso en falso que
lo haga caer en las aguas cenagosas de un río que otrora fuera inspiración de músicos y poetas.
Embúllese, dispóngase a obtener el certificado de acróbata antes que desaparezca por completo el puente de marras.
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