Logros del socialismo prehistórico
Tania Díaz Castro, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo - Nuestro país es tan pobre que ciertas cosas que ocurren a diario en las calles sería mejor no tenerlas en cuenta, o si se cuentan, cualquiera que no viva en Cuba puede no creerlo. Sobre todo después de haber tenido durante décadas un subsidio soviético
de varios miles de millones de dólares anuales, de haber enviado alrededor de 300 mil hombres a Angola, regalar aeropuertos y centrales azucareros, poseer 1,400 tanques de guerra, cuatro submarinos, dos fragatas y 400 aviones y helicópteros de combate.
El otro día, por ejemplo, vi a un señor cuando echaba su depósito de basura en esos tanques parqueados siempre en los bordes de las calles, como monumentos de un socialismo prehistórico. En los momentos en que iba a lanzar una botella plástica de Pepsi-cola,
tal y como reza en su etiqueta mexicana, un niño se la pidió. Puesto que se trata de algo muy natural en Cuba, una estampa costumbrista, el señor entregó el envase vacío, claro, y el muchachito le dio las gracias.
El niño pasó por mi lado y, por rutina, le pregunté para qué quería aquella botella ya usada. Me respondió que la necesitaba para llevar agua a su escuela, pues la suya estaba muy vieja. ¿Y no hay agua en tu escuela?, le pregunté. En esta
ocasión el niño, como de unos nueve o diez años, no me contestó. En su carita dibujó una expresión de extrañeza o burla, como si una anciana extraterrestre le hiciera pregunta tan absurda.
Claro que sé que en las escuelas de mi país no hay ni agua. También mis hijos, que ya son hombre y mujeres, iban a las escuelas de Fidel Castro con pomos de agua. Además, al regreso, parecían trombas cuando entraban, para llegar al baño, porque
aguantaban los deseos durante horas ante la fetidez de los inodoros escolares.
Por último, me pregunto algo muy sencillo refiriéndome de nuevo a la botella plástica de Pepsi-cola, un producto hecho en México que cuesta en las tiendas área dólar setenta y cinco centavos, el equivalente a casi veinte pesos cubanos: Si el salario
promedio del cubano es de un poco más de cien pesos mensuales en moneda nacional, ¿qué padre puede comprar a su hijo una Pepsi mexicana, con el fin de que pueda usar el envase para llevar agua a la escuela?
¡Estos son, amigos míos, los logros de nuestro Socialismo Prehistórico!
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