¿Quiénes serán en Cuba los futuros propietarios?
Ramón Díaz-Marzo
LA HABANA VIEJA, marzo - En el caso cubano cabe la pregunta: ¿quiénes serán, y cómo se formarán, los futuros propietarios en Cuba? Tenemos el ejemplo reciente de una extinta Unión Soviética fraccionada en pequeñas mafias económicas con
su saldo de muertes y abuso de poder. Entonces, ¿quiénes serán, en una Cuba futura, los dueños de los medios de producción? Es ésta, y no otra, la gran pregunta que habría que contestarse. Mas, como quiera que el futuro político de Cuba se
presente, el Poder Civil es inevitable si queremos salvar a la nación de un baño de sangre; pues sin Poder Civil es poco probable que el actual Poder Militar de la Isla obtenga la credibilidad necesaria ante los ojos de una opinión pública internacional.
Pero dejémonos de vanas ilusiones. Actualmente en Cuba no existe la Sociedad Civil. Lo que existe es un embrión en constante peligro de malograrse. Somos, simplemente, un puñado de locos-valientes o valientes locos que ya no tenemos nada que perder como no sea la propia
vida.
La Democracia cubana será mucho más difícil de restaurar que la España pos-franquista donde la Propiedad Privada jamás fue sustituida por una Propiedad Estatal Absoluta.
Sin embargo, la reinstauración de la Sociedad Civil en Cuba no significará que la Propiedad Estatal desaparezca; antes al contrario, existirán Medios de Producción cuyo mejor negocio, para el bienestar de las gentes, será que el Estado las continúe
controlando. La Propiedad Privada y la Propiedad Estatal no están necesariamente reñidas; antes al contrario, se complementan.
Pero sin el antecedente de una actualizada Propiedad Privada es imposible que las fuerzas de la incipiente Sociedad Civil puedan articular un programa coherente frente al Aparato Militar del Estado.
La base de un Poder Civil frente a un Poder Militar, para entablar negociaciones, tiene que estar respaldada por una comunidad de pequeños propietarios que económicamente hayan logrado independizarse ideológicamente del Gobierno.
Pero la distribución de los Medios de Producción en manos privadas supone uno de los más difíciles problemas. Esas manos privadas podrían ser cubanos de la Isla, cubanos del Exilio, extranjeros, o la laberíntica restitución de propiedades privadas
nacionalizadas. Y habría que preguntarse qué tendría más valor para favorecer la adquisición de los Medios de Producción: ¿ser ciudadano cubano o tener el dinero necesario? Y otra buena pregunta es: ¿los actuales cuentapropistas cuentan con
suficiente capital y experiencia necesaria para, una vez adquiridos los Medios de Producción, garanticen para el país un crecimiento responsable de la economía?
La mejor manera que tendría el gobierno de los Estados Unidos del Norte de demostrar sus buenas intenciones para con el pueblo de Cuba es ayudando a que desde ahora mismo -con la abolición de todo tipo de bloqueo o embargo- el Poder Civil en la Isla se forme y se fortalezca por vías
pacíficas. Pero las condiciones objetivas para que estas vías pacíficas se produzcan sólo ocurrirán si el actual gobierno de La Habana percibe medios y modos de convivir con las demás fuerzas sociales que conformarían una verdadera Sociedad Civil. Y
con el paso del tiempo, esta convivencia se convertiría en una transformación natural, sin cambios bruscos.
Por otra parte, sería irresponsable ignorar que la garantía de que en la actualidad todos los Medios de Producción continúen subordinados a un Mando-Unico, un día pueda dejar de ser una realidad. Entonces, la Propiedad Estatal tendría que ser rediseñada
a partir de las nuevas reglas del juego económico mundial. Y los diferentes ministerios tendrían que independizarse del Aparato Militar del Estado y actuar, no en función de una ideología, sino de las necesidades del mercado. Pero, sin un Poder Civil articulado para
convencer a los militares que su función no es económica, no podrían estos ministerios independizarse del Poder Militar para subordinarse a un Gobierno Civil.
Sin embargo, de la propia legalidad socialista de Cuba podría surgir una Sociedad Civil unida y capacitada que sustituiría gradualmente a un Estado Militarizado que no debe continuar, como hasta ahora, con cuarenta y tantos años de palabras, palabras y más palabras;
que me parecen bien. Especialmente si se trata de defender una causa justa. Pero no sólo de palabras vive el hombre. Hay que comenzar a producir bienes reales y prestarle un mejor servicio a la población. Y no se debe continuar con palabras, reuniones y asambleas sin que el país
produzca. Un país que sólo produzca palabras está condenado al fracaso. Las fábricas de palabras hay que dejárselas a nuestros escritores oficialmente reconocidos dentro de la Isla que bien poco las usan como las debieran usar.
Las nuevas generaciones, posterior al año 1959, no han tenido tiempo de ejercitarse en la libertad de opinión. Son miles y miles los jóvenes profesionales que ejercen su oficio o profesión sin sentirse responsables por los destinos de la nación. Desde que
tienen uso de la memoria están condicionados por la Voz. La Voz es la que piensa. La Voz es la que decide. La Voz es la que sabe cómo, cuándo y dónde ocurrirán los hechos. Y con estas generaciones -donde me incluyo-, que de la Propiedad Privada sólo tienen
la noción de los objetos personales, habrá que reconstruir a la Sociedad Civil. De modo que, si epopéyicos han sido estos cuarenta y tantos años de Revolución, la reconstrucción de la Sociedad Civil en Cuba, para que los pequeños propietarios
resurjan, será una tarea TITANICA.
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