Trabajadores cubanos pescan a pleno pulmón
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio - La pesca a pleno pulmón no es otra cosa que bajar hasta las profundidades del mar y desde allí capturar vivas las langostas, ese crustáceo que, servido en la mesa, representa el manjar más delicado y predilecto de reyes, emperadores, presidentes,
millonarios y dirigentes políticos.
Pero ese manjar delicado y delicioso, también conocido como la Reina del Caribe, no está al alcance del cubano de a pie y sí del turista que nos visita.
Puede decirse además que ocasiona grandes riesgos a la vida del pescador de la Isla, pues su trabajo requiere de más de doscientas inmersiones diarias para cumplir así su meta de producción.
Aún después de 41 años de gobierno socialista y pese a que la producción de langosta ofrece buenas sumas de divisas al Estado, muchos son los pescadores que continúan con estas antiguas prácticas de zambullirse, y al capturar estos grandes insectos
saltadores reciben profundas heridas.
Según la prensa oficial cubana no todas las embarcaciones del municipio trinitario de Sancti Spíritus gozan de un medio más humano que llaman "pesquero levable", introducido no hace mucho en las flotas langosteras y que consiste en una plataforma techada con forro
de malla, donde la langosta penetra huyendo de los depredadores y del sol.
Según los patrones de embarcaciones, con este nuevo sistema se han cumplido los planes de producción en un 164 por ciento y puede que con ese método se eleve esa cifra.
Sin embargo, acostumbrados estos trabajadores cubanos a la pesca a pleno pulmón, algo que no ocurre en otro país del mundo, donde existen métodos mucho menos peligrosos para el hombre, se sienten sorprendidos con la noticia que corre por todo el pueblo de Casilda, en
Trinidad, de que el barco del patrón Alfredo Luján pronto dispondrá de un "pesquero levable", algo que evitará a los pescadores bajar hasta lo profundo del mar más de doscientas veces en cada jornada laboral.
Estas pequeñas embarcaciones las componen hombres que han dejado atrás la juventud y es por eso que, "cuando vienen subiendo -así dicen- creen que el pecho se les va a partir en dos".
La vida de estos humildes trabajadores cubanos de la pesca la conocemos muy bien. Carecen de las comodidades más elementales.
Me pregunto cuántos no habrán perdido la vida, además de tener el cuerpo lleno de cicatrices, en este trabajo tan duro, que es un triste ejemplo de atraso e inhumanidad a las puertas del Tercer Milenio.
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