Ni el carapacho del camarón
Jadir Hernández
LA HABANA, junio - Durante este año Cuba triplicará la producción de camarones. Será superado el récord de las 2 mil toneladas que se alcanzó en 1997, según datos oficiales. ¿Cree usted que esta nueva meta la proyectó el Ministerio
de la Industria Pesquera? Nada de eso. Lo de las 6 mil toneladas de camarones en el 2000 es cosa de un periodista dependiente del gobierno de Cuba.
El reportero del periódico Granma, órgano oficial de los comunistas, lanzó ese pronóstico luego de analizar la labor de los camaronicultores cubanos. No obstante, no se dieron cifras al respecto para "no crear expectativas" -según aclaró el
mismo editorialista.
Así que este año se producirán más camarones que nunca, y para ello se acudirá a un recurso al que ya estamos casi acostumbrados: las movilizaciones.
En su último análisis, la Industria Pesquera comprobó que había incumplido una de las directrices económicas orientas por el Partido Comunista de Cuba (PCC) en su V Congreso, respecto al propósito de hacer de la camaronicultura un importante renglón
de exportación. Y, como se debe conocer, cuando en la Isla se habla de dólares, el corre corre se arma de verdad: comienza la colaboración ministerial, las horas extras y, sobre todo, los temidos sobrecumplimientos.
Tampoco causará asombro si les digo de quién fue la brillante idea de impulsar el proyecto para obtener mayor producción de camarones no destinado al consumo interno, por supuesto, sino para comerciar en el extranjero. Efectivamente, me refiero a Fidel Castro. Fue el
gobernante de Cuba quien tuvo esa idea, pues ya desde diciembre de 1986 vaticinaba un futuro de miles de toneladas de camarones, aunque las cuatro camaroneras del país tardaran más de once años en alcanzar el pírrico récord nacional de 2 mil toneladas en un año.
Además de las movilizaciones, ¿qué se hará para triplicar la producción de los camaronicultores? Pues bien, se dispuso la siguiente fórmula: Nada de inversiones millonarias, simplificaron la estructura de mando, aumentaron las responsabilidades directas
de los jefes y de los técnicos, minimizaron -dicen- la burocracia y, muy importante, exigirán eficiencia, mucha eficiencia.
Pero, ¿qué estímulos se le darán a los trabajadores en caso de cumplir con lo proyectado? Pues, quizás algunos "chavitos" (peso cubano libremente convertible) al mes ayuden a los camaronicultores a resignarse, ya que ni ellos ni su familia ni la mayoría
de sus compatriotas podrán degustar de los camarones que ellos produzcan, impagables en un restaurante del gobierno y carísimos en el mercado negro de los pescadores clandestinos.
¿Y la cuota? No sea iluso. Para los que tratamos de sobrevivir con la libreta de racionamiento pasan los años, y no vemos pasar por nuestras mesas ni el carapacho del camarón.
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