En la viña del Señor
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio - No es casual que en la prensa oficialista cubana y sobre todo en estos meses que se libra la batalla política por el regreso del niño Elián González, aparezcan a diario actos de violencia ocurridos en Estados Unidos, un país con 278 millones
de habitantes. Todo para demostrar que es el lugar menos idóneo para que Elián viva junto a su familia.
No es casual tampoco que en esa misma prensa oficialista jamás aparezca un crimen cometido en Cuba, ningún acto de violencia, por muy leve que sea. Todo con la finalidad preconcebida de ofrecer una imagen falsa de la sociedad cubana donde se forma "el hombre nuevo" bajo
los rígidos parámetros del socialismo.
En el mes de noviembre de 1988 Fidel Castro me envió a disfrutar de unas largas vacaciones en la Prisión de Mujeres de "Manto Negro", ubicada en una zona occidental de la provincia habanera. Doce meses de cárcel por haber solicitado en los medios de difusión
extranjeros un plebiscito en Cuba, algo que no ha ocurrido a los 41 años de su arribo al poder.
En la prisión, conocí ese mundo que la prensa escrita, la radio y la televisión ocultan a la población cubana y al resto del mundo, alegando que se trata de una "prensa amarilla sensacionalista".
Pero allí, en esa prisión de mujeres, aún están las protagonistas de espantosos hechos de sangre difíciles de imaginar. Por esos años, cientos de personas habían sido quemadas, acribilladas, degolladas, descuartizadas, envenenadas...
Supe además de decenas de intentos de suicidio por parte de esas mismas mujeres que no podían soportar el reclamo de su conciencia después de asesinar a sus hijos pequeños, esposos u otros familiares, nada menos que en la misma viña del Señor que, según
la prensa cubana, es mucho mejor que cualquier otra.
En Cuba hay más de trescientas prisiones. En ellas viven en el peor de los hacinamientos asesinos, ladrones y hasta presos políticos, por exigir el respeto a los derechos humanos, y que jamás han cometido actos de violencia.
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