CUBANET... INTERNACIONAL

Junio 26, 2000



El carnicero, el ladrón, su mujer y su amante

Zoe Valdés. Viernes, 23 de junio de 2000. El Mundo.

No escribiré sobre Peter Greenaway y su célebre película, lástima, fíjense que he sustituido en el título cocinero por carnicero. Deseo hacer aclaraciones a un hombre que publicó un texto titulado «El legado de Marysleysis», El País, 3 de junio, del 2000. No sé si este hombre sea realmente periodista, pues ya El País ha dicho que Marx Lesnik lo es, siendo falso. Este individuo, si fuera cubano, estaría preso en Cuba por su profesión, si de verdad es periodista; además, tampoco tendría trabajo en Cuba por su apellido, es decir, carnicero. ¿Qué carne iría a vender, como no sea picadillo de soja? Los puntos del artículo me suenan a sojalismo o muerte, valga la redundancia.

Qué casualidad que las mujeres más cercanas al niño Elián fueron «malas»: su madre «una irresponsable», Marysleysis, «una lobezna infecunda», según la prensa castrista. Es falso que la familia de Elián González, y más exactamente, Marysleysis, haya puesto en venta cabellos del niño por Internet. Que Carnicero lo pruebe. Basta haber seguido los acontecimientos para darse cuenta de que Carnicero miente, y trata de confundir desvirtuando noticias, estrategia castrista. El sitio de Internet con las tres balsas de Elián, los pelos, etcétera, me suena más a empresa mixta militar, rollo de oficiales de alto rango, segurosos transformados en gerentes capitalistas.

Elián González no permaneció secuestrado en casa de su tío abuelo; fue a la escuela, hizo amigos de su edad, jugó; pudo haber vivido una vida más normal si no hubiera sido por culpa de los otros tiburones, por las cadenas televisivas y los periodistas que no lo dejaron en paz. ¿Cómo ahora estos periodistas y estos medios de-s-informativos no se preocupan por lo que están haciéndole al niño detrás de las cercas en Washington?

Los escritores cubanos, cada vez que escribimos sobre los horrores de la dictadura castrista, 18.000 fusilados, 80.000 desaparecidos... tenemos que andar como mínimo pidiendo disculpas, nos miran de reojo, nos señalan con desprecio, nos acusan de albergar odio. Yo personalmente no siento odio. Yo sencillamente me sumo a la larga lista de escritores y artistas del mundo que han condenado los horrores del fascismo y del comunismo. Recuerdo cuando Reinaldo Arenas se fue de Cuba por el puerto de Mariel. El ex presidente del Instituto de Cine, Alfredo Guevara, argumentó que no podían dejarlo escapar y fue a buscarlo personalmente sin éxito. Tiempo después le escuché decir que había que encontrar a un escritor o a varios para hacerle la contrapartida desde el interior. Entonces se dedicó a buscar editoriales en el extranjero para promover nombres. Conozco también a las editoriales en España, en Italia, y en Alemania que se prestaron a lanzar castristas cuyo objetivo era destruir moralmente a los opositores. Luego se procedió a la labor llamada de desacreditar. Había una recepción en alguna embajada, o se reunían cubanos con periodistas extranjeros y un sesudo se daba a la tarea de dejar caer el bocadillo: «Qué lástima Reinaldo Arenas, tan buen escritor con tanto odio dentro. El aquí no tuvo problemas políticos, sólo estuvo preso por corrupción de menores... A él se le ayudó mucho, él era un 'guajirito' que se convirtió en escritor gracias a la Revolución». ¿Captan la maldad? Todo falso, calumnias. A mí también me han calumniado mucho, y para vergüenza de ellos algunos escritores de adentro a quienes respeto se han prestado a tal menester. «La historia dictará su fallo», como dijo Carlos Manuel de Céspedes casi un siglo antes que Castro.

Carnicero da piedad por su discurso fétido a secta castrista. Por cierto, la comparación entre comunismo e islamismo es la del típico ignorante. A no ser que esté queriendo hacer una innovación singular y equipare conceptos y realidades que hasta ahora ningún pensador o historiador haya hecho como no sea para poner en evidencia los crímenes de uno o de otro.

Se equivoca también Carnicero cuando menciona a González-padre. Juan Miguel es un oportunista de aprieta eso que tú conoces y dale a los pedales. Juan Miguel González, empleado del turismo, amante de maltratar a las mujeres, no sólo golpeaba a Elizabeth Brotons. Se comenta que ya hubo sus escándalos y homenajes en la plantación de Wye con la madrastra de Elián. Juan Miguel González sueña que a su regreso le darán la prometida residencia en Miramar, el auto, y seguirá siendo consejero personal de Castro para asuntos clintonianos. No tiene memoria. ¿Dónde andan Luis Orlando Domínguez, Robertico Robaina, Pascualito, Osmany Cienfuegos, Diocles Torralba y Ochoa, los de la Guardia, Abrantes, etcétera? Unos en la cárcel, otros muertos, y otros ni idea, o sea desaparecidos. Todos consejeros del poder único.

La comunidad cubana de Miami no está dirigida por ninguna mafia. Ese es el discurso del carnicero Castro. Alex Penelas, uno de los alcaldes de Miami, cubanoamericano, es un líder joven y entusiasta. Alex Penelas ha creado programas de educación para las diversas comunidades del condado de Miami Dade entre las que se encuentran numerosas ayudas sociales a familias y atenciones especiales a niños abusados. En 1999 declaró el Año del Niño. Fue electo en 1996 y redujo en estos años la criminalidad y el desempleo que ningún antecesor había podido rebajar en 20. Muchas han sido las iniciativas económicas, industriales y de regularización de los inmigrantes de cualquier origen propuestas y llevadas a cabo por este alcalde nacido en 1961, doctor en Ciencias Políticas. En Miami residen pensadores, historiadores, escritores y artistas a quienes Carnicero no puede obviar. Incluso hasta se habló de Penelas como vicepresidente junto a Al Gore. Pero a los demócratas no les conviene un líder cubanoamericano de tal magnitud.

Pero el colmo es cuando el articulista se refiere a los «niños felices». Olvidando así a las víctimas del Remolcador Trece de Marzo, 12 niños asesinados; sin contar otros cuyo final ignoramos. Sus restos descansan en el fondo del mar. El autor de este crimen no fue otro que Castro. Ni hablar de las familias desgarradas, separadas, niños rehenes. Dice Carnicero que los padres cubanos no pueden atreverse a ponerle la mano encima a sus hijos, y hace poco una conocida actriz de programas infantiles televisivos endrogó, quemó, y descuartizó a su hija de 14 años. Por cierto, fue la niña que hacía de La Muerte en el filme Guantanamera. No sólo los padres a veces no pueden llevar a sus hijos a la escuela por falta de desayunos o de ropa y zapatos, sino que el ausentismo de los maestros es vergonzoso a falta de transporte y de cortes de electricidad. Ni mencionar los programas de estudio directos de la Plataforma del Partido. La mortalidad infantil alcanza cifras aplastantes a la edad del feto. El control de la natalidad es el aborto, el anticonceptivo por excelencia. Las escuelas preuniversitarias están en el campo, alejadas de las familias; si una adolescente sale embarazada puede ir por propia decisión a un hospital y sin que su familia se entere hacerse una interrupción, un legrado, o una regulación menstrual, que al fin y al cabo, es un aborto.

Y de esclavitud que no hable, 11 millones de cubanos son esclavos, trabajan por salarios miserables, obligados a prostituir su cuerpo y su cerebro. La prostitución infantil es un hecho, crecen los viajes de turismo pedófilo; a un cantante inglés de pop lo cogieron con la mano en la masa.

¿De qué derecho a la educación y a la cultura nos habla? ¿Dónde está la libertad de expresión, los libros al alcance de todos, por qué se censuran artistas y pensadores, por qué existe una sola voz desde hace 41 años? ¿Dónde está la libertad? Sólo los turistas o esclavistas, aquéllos que han ido desguasando al país de su memoria, de su patrimonio, los que humillan a nuestras mujeres y a nuestros niños con eructos de chorizo y vino, gozan de alguna que otra libertad.

Aunque no se hagan ilusiones, lo que Castro les venda hoy ya lo ha vendido antes, o lo revenderá después. La prueba es su romance con Clinton. En esta historia el ladrón es el dictador, su mujer es ahora EEUU, y el amante es el bobo de turno. Y que me perdone el admirado cineasta. Ah, y yo no soy nostálgica de Batista, nací después. Pero defiendo la memoria y la cultura de mi país, que sí existió antes que el dictador se empeñara en destruirlo. Nostálgico con mala leche es Castro, quien se ha pasado 41 años haciéndole mala publicidad al pasado, borrando de un manotazo la historia de esa pequeña isla, hermosa y ejemplar desde su descubrimiento para muchos europeos.

Zoé Valdés es escritora cubana.

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