Un perfeccionamiento singular
Lic. Oscar Espinosa Chepe, Economista Independiente
LA HABANA, junio - En junio se reunieron en La Habana directores de las empresas donde se lleva a cabo el perfeccionamiento empresarial, para analizar los resultados y experiencias del proceso iniciado en agosto de 1998. En el encuentro, presidido por el señor Carlos Lage -secretario
del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba- se presentó un informe sobre el trabajo realizado y las dificultades presentes hasta la fecha.
Según el informe, están integradas al perfeccionamiento empresarial 1,411 entidades, pero se ha implementado sólo en 19. Además, hasta el 11 de junio únicamente 426 empresas, el 30 por ciento de las autorizadas a iniciar el proceso, tenían avalada la
contabilidad, requisito indispensable para continuar los siguientes pasos. Llama la atención que a siete de las primeras entidades aprobadas en 1998 para comenzar el proceso, le fue retirada esa posibilidad por haber transcurrido más de un año sin poder conseguir mostrar una
contabilidad confiable, lo cual, junto al bajo porcentaje que ha conseguido el aval, evidencia la desastrosa situación que siguen atravesando los controles económicos en el país, agravada por el hecho de que las 1,411 empresas seleccionadas son las más importantes y las
de mayor significación económica.
El informe describe que aún las 19 empresas mencionadas mantienen deficiencias en el cumplimiento de los cronogramas, la oficialización de la documentación necesaria, la aplicación de los sistemas de pago, plantillas de cargo y de la nueva escala salarial, entre
otras, circunstancias que se reconoce lastran el funcionamiento de esas entidades.
De ello se desprende que, a pesar de transcurrir casi dos años de haber comenzado el perfeccionamiento empresarial, los resultados obtenidos son pobres. El número de empresas autorizadas a aplicar el sistema es ridículo e incluso todavía adolecen de serios problemas
en su gestión. Los controles económicos continúan siendo inaceptables debido a la carencia de veracidad, los cuales imposibilitan una administración eficiente, a la vez de crear un caldo de cultivo propicio para la sustracción de los recursos.
Para los conocedores de la realidad cubana, este escenario no sorprende. Desde sus inicios, el publicitado perfeccionamiento empresarial nació con serias limitaciones. La primera de ellas es que constituye un mecanismo impuesto desde arriba y lleno de restricciones para la empresa, que
van desde las estrictas escalas salariales hasta la prohibición del uso de las utilidades generadas.
Asimismo, se mantiene inconmovible la concepción de que la política tiene preeminencia absoluta sobre la economía; entendiéndose por política las directrices emanadas de los niveles superiores del Partido Comunista para mantener su poder hegemónico.
En la propia reunión, el señor Carlos Lage destacó "la importancia de que en el expediente de perfeccionamiento de cada empresa quede bien definido el objeto social de la entidad, que es uno de los aspectos claves para la disciplina posterior". Y añadió:
"El sistema socialista es un sistema planificado, organizado, y la empresa tiene un objeto social, una razón de ser, y no puede ejercer funciones o tareas económicas fuera de ese objeto social".
Para cualquiera es evidente el significado del término "objeto social" en el discurso oficial, pues equivale al riguroso cumplimiento de la voluntad política del régimen sobre los intereses de las empresas.
En su intervención, el señor Lage subrayó acerca del uso de las autoridades de las empresas lo siguiente: "La inversión no puede ser a cargo de las autoridades de la empresa, porque el país necesita las utilidades de las empresas, no pueden destinarse sólo
al desarrollo empresarial". Y como solución expresó: "Las fuentes de financiación tienen que ser externas a las empresas, y la responsabilidad del gobierno central, del sistema bancario, es crear las condiciones para que las empresas puedan acceder a ellas".
En buen español, eso quiere decir que las empresas no pueden emplear sus utilidades para financiar sus requerimientos de inversión, por lo que para desarrollarse deberán seguir dependiendo del Estado, o tomar préstamos bancarios con altos intereses; por supuesto
siempre y cuando los proyectos estén autorizados por los niveles superiores después de cumplirse disímiles procedimientos burocráticos.
Como puede apreciarse, este perfeccionamiento empresarial impuesto desde las alturas representa un método muy "singular" de descentralización administrativa. Por eso no resulta inesperada la lentitud de su aplicación y los problemas que afronta. Siempre sucede así,
cuando se quiere obviar el sentido común y negar la realidad.
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