ANA BARON. Washington. Corresponsal. Clarín digital. Jueves 22 de junio de 2000
Después de haber discutido durante seis horas con Fidel Castro en La Habana, el poderoso presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donahue, regresó a Washington el verano pasado totalmente convencido de que había llegado la hora de comenzar a hacer
negocios con Cuba.
El verdadero ejército de lobbistas que Donahue organizó en aquel momento ayer estaba librando una verdadera batalla para lograr que la Cámara de Diputados apruebe esta semana una resolución para flexibilizar el bloqueo económico impuesto contra la isla hace
casi cuatro décadas.
El objetivo es excluir del embargo los medicamentos y los alimentos. Si esta resolución es aprobada como muchos observadores pronosticaban ayer, marcaría un giro histórico en las relaciones comerciales entre ambos países y significaría para Estados Unidos un
ingreso anual cercano a los 440 millones de dólares.
Cuba importa 700 millones de dólares por año en comida. De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Política Mundial, un centro de investigación ligado a la Universidad de Nueva York indica que si la resolución es aprobada, en cinco años
Estados Unidos podría venderle a Cuba hasta 440 millones de dólares por año, lo que generaría 5.600 empleos.
La resolución propuesta por el diputado republicano George Nethercutt incluye los medicamentos y los alimentos de los embargos impuestos por Estados Unidos no sólo en contra de Cuba sino también contra Irán, Libia, Sudán y Corea del Norte. Se calcula que en
total están en juego unos 7.000 millones de dólares por año.
A pesar de que el Senado rechazó el martes una iniciativa que hubiese permitido revisar la política estadounidense hacia Cuba, Nethercutt estaría por conseguir un levantamiento parcial del embargo. "No hay un acuerdo en este momento, pero debe conseguirse entre ahora y
la semana próxima", dijo un portavoz del legislador.
Fuentes legislativas han señalado que los congresistas de origen cubano y los líderes republicanos estarían dispuestos a aceptar el proyecto de Nethercutt, a cambio de que no permita el uso de créditos públicos y privados para financiar la venta de alimentos y
medicinas a Cuba.
"Se va a permitir la venta de productos agrícolas y medicinas, pero sin créditos comerciales ni gubernamentales y sin autorizar la exportación de productos de Cuba a EE.UU.", indicó el legislador demócrata Robert Menéndez, de origen cubano.
"Yo no estoy proponiendo al Congreso que simpatice con Castro. El no es exactamente un ejemplo de gobierno abierto y democrático", dijo Donahue. "Pero durante muchos años hemos intentado aislar a Cuba y eso no ha funcionado. Ha llegado el momento de hacer esto de una
manera diferente", agregó.
Hasta ahora los únicos que defendían la flexilización y/o el levantamiento del embargo eran algunos sectores de la izquierda estadounidense y grupos ligados a la Iglesia. Pero ahora, Donahue lidera una alianza muy inusual que reúne a todos esos grupos de izquierda y
religiosos con la comunidad empresarial y los agricultores del medio oeste estadounidense.
El panorama se puede complicar por la férrea oposición de los diputados de la Florida que pertenecen a la comunidad cubano-americana, particularmente Lincoln Diaz Balart e Iliana Ros Lehtinen, quienes rechazan que el gobierno cubano acceda a créditos de bancos
estadounidenses para pagar las medicinas y los alimentos.
"Si no pueden tener ese tipo de acceso, se irán a comprar a otro lado. Es tan sencillo como eso", respondió un lobbista de la Federación de Agricultores Estadounidense. "No tiene ningún sentido", agregó.
Más aún, según la especialista Paula Stern, si en el futuro se levantan todas las restricciones que existen actualmente al comercio con Cuba, EE.UU. podría vender y/o donar alimentos y productos agrícolas por un valor de 1.600 millones de dólares lo que
crearía más de 13.000 empleos.
Los que se oponen al levantamiento del embargo, como el senador Robert Torricelli, de New Jersey, afirman sin embargo que todas esas estadísticas son solo "Promesas falsas. Cuba tiene un ingreso per cápita de sólo 300 dólares, es uno de los peores lugares para
invertir de todo el mundo en desarrollo y es un país marxista con una deuda externa altísima." Pero los analistas recuerdan que la tasa de crecimiento de Cuba es de poco más del 5% anual y la isla está plagada de inversiones de Europa con un giro monetario que está
saneando las cuentas cubanas.
© Copyright 1996-99 Clarín digital |