"Nos tienen discriminados por no aceptar la política del gobierno"
LAS TUNAS, 19 de junio (Juan Téllez, Agencia Libertad) - Una cubana perdió su casa después de ser repatriada de las Bahamas. Martha Pascual González, de 50 años, vive con su hijo de 23 años en la calle 2 #25 en el poblado Chaparra de esta provincia. "Mi
esposo fue de visita a los Estados Unidos en 1995 y se quedó allá", recuerda la mujer.
La Sra. Pascual explicó que trabajó como enfermera en el hospital "Lenin" de Holguín, de donde la expulsaron en 1975 después de haber trabajado durante siete años. "Con mi hijo Godofredo Betancourt, salí de Cuba hacia las Bahamas en enero
de 1996. Allí permanecimos hasta junio de 1996, fecha en que fuimos repatriados, pero al llegar a Chaparra me quitaron mi casa, un chalet grande que está ubicado en la calle 4 #24, y me dieron la que tengo ahora: una casa pequeñita de tablas, con techo de zinc, que se moja
cuando llueve. Fue una gran injusticia lo que hicieron con nosotros", señaló.
La afectada rememoró cómo el 30 de julio de 1998 le rompieron unas tablas de la casa en horas de la noche. Un ladrón penetró en el inmueble y le robó el televisor, dos grabadoras, una batidora, la cafetera, la olla arrocera y casi toda la ropa. "La policía
hizo muy poco -subraya la señora Pascual- para que recuperáramos nuestras pertenencias".
"Ahora, en mi casa radica una biblioteca independiente cuyo nombre es 'Juan Gualberto Gómez'. Su director es mi hijo, Dagoberto. Yo pertenezco al Partido Pro-Derechos Humanos afiliado a la Fundación Zajarov. Por todo esto el Departamento de la Seguridad del Estado nos
vigila a ambos, me le tiran ocasionalmente piedras a la casa", revela la fuente.
Martha Pascual González expresó que su hijo tenía conseguido un trabajo como cuidador de bicicletas en un parqueo, pero como él no pertenece a los Comités de Defensa de la Revolución no le dieron la plaza.
"Aquí la situación es muy difícil -dice- tengo mucho miedo por mi hijo, porque le pueda suceder alguna desgracia, la policía política lo tiene amenazado. Nos tienen discriminados por no aceptar la política del gobierno, estamos casi al borde de la
desesperación", concluyó la señora Pascual González.
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