Enviado por Claudio Fabián Guevara (gaguevara@nuevocronista.com.ar)Desde Madrid, España. La Nación Line. 13.06.2000
El artículo de Norberto Firpo en La Nacion del sabado último confirmó mis sospechas: El Tribunal de Atlanta le dio a la diáspora cubana en Miami lo que necesita: tiempo. Tiempo para operar sobre la convicción -siempre tan vulnerable- de un trabajador como Juan
Miguel González, de que le conviene volverse un millonario en Estados Unidos antes que seguir siendo un militante comunista en Cuba.
Con Juan Miguel González forzado a vivir en Estados Unidos, habrá tiempo y medios para montarle un "operativo de rodeo", de pequeños y grandes sobornos, que lo convenzan de que aproveche la oportunidad de vivir como un rey toda su vida. Y así el sistema podrá
recitar el adagio que reza: "Cualquier cubano, si tiene la oportunidad, se pasa a EE.UU".
Visto que jurídicamente el proceso no tiene ninguna salida favorable para los intereses del exilio cubano, lo único que se puede forzar ahora, la única salida decorosa posible, para el anticastrismo, es que el padre también abandone la isla.
¿Podrá este hombre resistir esa presión? ¿Habrá ciudadanos tan entregados a una fe política, en este 2000 signado por el escepticismo y el egoísmo neoliberal?
Lo que el imperio intentará demostrar es que es verdad lo que siempre sostuvo para estigmatizar a los países pobres que quieren salir de pobres: que los experimentos "socialistas" o de independencia económica que intentaron, fracasaron; que el sistema es una prisión;
y que todos quieren salir de ahí.
Ese es núcleo ideológico del paradigma oficial: no hay mejor opción que vivir en el centro del imperio, en Estados Unidos, en el mejor sistema posible y deseable para cualquier ciudadano del mundo. Es lo que "naturalmente" deberían desear, tanto Elián
como su padre. Que se empecinen en volver a la pobre Cuba es un verdadero papelón publicitario.
Esto es ahora claramente -aunque siempre lo fue- el motivo de lucha política más importante: Cuba siempre sostuvo que se van en balsa solamente algunos, los más tentados por las riquezas del centro imperial. Estados Unidos quiere demostrar lo que siempre ha preconizado: que
todos los que pueden, deciden irse. Que todos los que pueden, optan por el "american way of life".
Más que mostrar algo sobre la realidad cubana, lo que este episodio mostrará es cuánto poder tiene el dinero en el sistema político occidental. Porque lo único que tiene la diáspora cubana en Miami es eso: mucho dinero, con el cual ha podido presionar al
poder judicial, a la prensa y a los partidos políticos, para dilatar hasta extremos irracionales un proceso que, jurídicamente, no necesitó controversias.
El dinero mostrará aquí cuánto puede. Ya lo está mostrando.
Copyright 2000 S.A. LA NACION | Todos los derechos reservados |