Los perros callejeros
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio - Benito Juárez, ese político del siglo pasado que tanto aman y respetan los mexicanos, dijo que la cultura de un pueblo se mide por el trato que da a sus animales. ¿Qué diría, pues, de Cuba, repleta de perros callejeros en cualquier ciudad,
pueblo o camino rural?
La Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (ANIPLANT) ha exhortado a la población a que contribuya a solucionar el problema de los perros callejeros. Antiguamente, bien se recuerda, existía una fundación en las afueras de la capital, nombrada
Bando de Piedad, a donde iba el dueño de un perro cuando se quería deshacer de su mejor amigo. Hoy eso no existe. Los perros pululan por las calles como mensajeros del dolor y el abandono.
La misma ANIPLANT no tiene nada con qué contar. Jamás se le ha asignado un presupuesto, un local donde albergar a los animales abandonados en plena vía pública. Se trata de una virtual organización, que sólo radica en los hogares de sus integrantes, y
que a base de amor y entusiasmo es que crean actividades públicas donde divulgan su programa.
Aconsejan al que quiera comprar un perro o un gato que hagan contacto con la Asociación, y ésta se los brindará gratis. Pero lo cierto es que sería mejor recoger los de la calle, sobre todo aquél que tiene buen corazón.
Los activistas de esta Asociación son muchos. Se calcula que más de mil en toda la isla. En sus inicios la bailarina Alicia Alonso fue su principal promotora. Pero ni ella jamás logró un verdadero apoyo del gobierno para el desarrollo de esta organización. Al
final, de nada ha valido mancomunar fuerzas y opiniones coincidentes sobre este problema que gravita en la sociedad cubana.
Los dirigentes de ANIPLANT se sienten solos y desamparados, sin poder hacer otra cosa que sufrir el estado de salud de tantos perros callejeros.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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