Concluye zafra azucarera del 2000
Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, junio - ¡Al fin terminó la zafra! Y con ella finalizan los esfuerzos sobrehumanos de todo un pueblo que se niega a ser cómplice de la incompetencia, terquedad e incumplimientos gubernamentales.
Fueron seis meses de sacrificios y penurias para los trabajadores de la rama. Detrás quedaron las intensas lluvias en algunas zonas, las sequías prolongadas en otras y la ausencia de recursos materiales en muchas. Siguen presente las malas decisiones administrativas de cumplir con
los planes de producción a toda costa y a todo costo, las malas condiciones de vida para operadores y hombres de cara al campo, los magros rendimientos agrícolas y la eficiencia industrial por debajo de lo esperado.
Se comenzó en diciembre pasado la campaña de la dulce gramínea con apenas 110 centrales azucareros. El resto -más de 40- no participaron al no cumplir con los requisitos productivos mínimos exigidos por el Ministerio del Azúcar. La realidad demostró
que sólo 80 fábricas cumplirían el plan de fabricación programado.
Calificaron como el mejor central al "Antonio Maceo", en la provincia de Holguín, que obtuvo costos en el orden de los $268.00 por tonelada de azúcar elaborada. La media nacional se encuentra por encima de los $310.00. sin embargo, producir una tonelada del dulce alimento
a $268.00 es todavía elevado si lo comparamos con las industrias azucareras de Australia, Taiwán y República Dominicana.
Lo cierto es que la recién terminada cosecha alcanzó sólo cuatro millones cincuenta y ocho mil toneladas, de un discreto plan de cuatro millones doscientas mil. No cumplieron, y fue por varias razones. No se le debe dar más vueltas al asunto.
Es el modelo político-económico que no sirve. Es demencial mantener al frente de la gestión empresarial a personas incompetentes.
La historia azucarera cubana recoge que en 1924 se realizó una zafra que, en números, fue similar a la del 2000. Aquélla llegó a 4.1 millones de toneladas de azúcar, producidas con centrales tecnológicamente más atrasados que los actuales, en tres
meses de trabajo, con mucho menos personal que el empleado en ésta; con corte y alza a mano, sin hacer apenas uso de fertilizantes, y utilizando a bueyes y carretas como medio de transportación básica de la caña de los campos a las fábricas. Los costos de aquélla
fueron infinitamente inferiores a los de ésta.
Si no aprendemos ahora las lecciones de la historia, no lo haremos nunca.
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