En verano y en invierno
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, junio - El verano ya se está sintiendo con todo su sudor. Y en esta isla antillana parece que es más fuerte, sobre todo cuando uno viaja en un "camello".
Dentro de uno de esos "animales de sangre caliente" la temperatura sube muchos grados y parece que ese calor nunca se sale del cuerpo, y eso hace que la palabra más repetida en La Habana sea "pene", claro, en la acepción caribeña que es más gráfica
y sonora.
Así, se oye constantemente "esto está de pene", y "le ronca el pene", "te voy a despenar", "ese es un come pene", y otras muchas oraciones donde ese miembro es la parte gramatical más destacada.
Y eso lo mismo lo dicen jóvenes que viejos, mujeres que hombres, muchachas que muchachos. Algunas veces se utiliza como una simple exclamación para dar algún énfasis a la conversación, pero las más es con un carácter totalmente ofensivo.
Los cubanos, a nivel de necesitados, nos peleamos entre nosotros mismos independientemente de si estamos en verano o en invierno y nos olvidamos con tantos problemas y hostilidad que los encargados de resolver los problemas y los que tienen como tarea y compromiso dedicar su tiempo a buscar
soluciones para las dificultades de la población -porque entre otras cosas se les paga para eso- no hacen absolutamente nada.
Si por ejemplo; el gobierno en vez de dedicar tiempo y dinero en hacer mesas redondas, donde básicamente siempre se repite lo mismo, trabajara para que en las mesas familiares cubanas hubiera alimentos y para que existiera un transporte público medianamente adecuado, entonces, muy
probablemente, la palabra "pene" no tuviera tan destacado lugar en el habla popular.
Reclamar derechos y exigirles a los que tienen la obligación de ocuparse de los problemas de la población que trabajen en esa dirección, es algo que muy pocos hacen en Cuba. Pelearse con sus congéneres, es algo que se hace con una frecuencia constante.
A su vez, Raúl Castro dice que es una vergüenza que haya que traer mangos de Santo Domingo y lechuga de Canadá -mangos y lechuga que la población no come- y no se le dice a Raúl Castro que la mayor vergüenza es que el gobierno, del cual él es su
segundo al mando hace décadas, ha destruido al país desde todos los puntos, cardinales y no cardinales, y que hace rato que ese gobierno debía ser cambiado totalmente.
Si nosotros, los ciudadanos simples, nos diéramos cuenta de que somos los órganos más importantes de todo el cuerpo de la nación y exigiéramos que se nos entregue lo que nos pertenece: el derecho a vivir de acuerdo a nuestras posibilidades humanas,
probablemente, comenzaríamos una ascensión muy beneficiosa para todos. La solución es simple, está en nuestras manos, es una gran pena que no nos miremos las manos.
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