Aburridas vacaciones
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, junio - Se acercan los meses de verano en Cuba. Julio y agosto es el tiempo en el que estudiantes y muchos trabajadores recesan sus actividades. Las vacaciones en la Isla no son más que días en los que no hay que acudir a la escuela o al trabajo, pero tampoco existen
opciones para la distracción.
Es sabido que, siendo éste un país donde cada año crece el número de hoteles e instalaciones turísticas, a los cubanos les está vedado el acceso a los mismos.
Por ejemplo, el hospedaje en un hotel en Varadero cuesta más de 100 dólares (2 mil pesos) diarios. Esto quizás se hasta barato en cualquier parte del mundo, pero en Cuba el salario medio mensual es el equivalente a 10 dólares. Y suponiendo que un ciudadano cuente con
miles de dólares, tampoco le sería posible hospedarse allí con su familia, porque sencillamente las disposiciones del Ministerio del Turismo lo prohiben.
Esas prohibiciones llegan al extremo de que paraísos turísticos como Cayo Largo, situado al Sur muy cerca de la Isla de la Juventud (antes Isla de Pinos), es un sitio al que los cubanos sólo pueden ir en calidad de empleados.
El campismo popular es la oferta veraniega del Estado cubano. Consiste en pequeñas cabañas a orillas de algún río o playas ubicadas en sitios intrincados de difícil acceso. El transporte sólo se garantiza en un 50 por ciento, según la Empresa del
Campismo Popular.
Y es precisamente el transporte otro aspecto que se agrava por esta época. Quienes visitan nuestro país pueden observar la circulación de modernos autobuses refrigerados, con servicios gastronómicos y circuito interno de televisión. Obviamente los cubanos no
pueden disfrutar de sus servicios.
TransTur, Isla Azul, Viajes Cuba, son algunas de las empresas de transporte para el turismo, cuyo costo es en la moneda emblemática del capitalismo.
Para los viajes interprovinciales los cubanos tienen que contar con la Asociación de Servicios de Transporte por Omnibus, conocida por la sugerente sigla de ASTRO y por los deficientes servicios de ferrocarriles de Cuba.
Según una nota del periódico Trabajadores, la empresa ASTRO compró "una modesta cantidad de guaguas" con el objetivo de sustituir aquéllas con mayor nivel de deterioro, y su adquisición no implica un incremento en la frecuencia de salidas diarias, las
que se han reducido desde hace varios años. Por sólo citar un ejemplo; hacia la ciudad de Colón, en Matanzas, salían diariamente cuatro ómnibus; en la actualidad es sólo uno y en días alternos.
Unido al empeoramiento en los servicios, tanto en la poca frecuencia como en calidad, los precios han aumentado al doble y al triple. A la propia ciudad de Colón, de un precio de 2,15 en moneda nacional ahora ha aumentado a 7 pesos, cifra que excede lo que recibe por un día de
labor la mayoría de los cubanos.
Los ferrocarriles tienen gran demanda, no por su calidad y buen servicio, sino por ser el medio más accesible para poder viajar. Cabe señalar que se incumple más del 50 por ciento de los horarios de salida establecidos, y un viaje desde la capital hasta la ciudad de Santiago
de Cuba puede demorar 20 horas cuando debería concluirse en doce.
Sería interminable enumerar las dificultades para disfrutar de unas buenas vacaciones. Los meses de verano, para la inmensa mayoría de quienes tenemos la suerte de haber nacido en esta magnifica Isla del Caribe, gracias a un sistema ineficiente y evidentemente injusto no son más
que días de mucho calor, escasez, privaciones y un gran aburrimiento.
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