El tabaco mata, pero... ¡no sea ingenuo!
Mario J. Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, junio - Este 31 de mayo se celebró el "día mundial sin fumar", y el lema para este año no es otro que éste tan escalofriante: "el tabaco mata, no sea ingenuo". Confieso que soy un verdadero adicto al tabaquismo, con voluntad tan frágil
que he fallado en varios intentos por abandonar el placer de la nicotina. Una vez logré estar sin humo en los pulmones por más de un año, después por unos seis meses y la última vez, el pasado enero, no aguante más de tres semanas. ¡Soy un fracaso! Y
también un apestado socio-familiar. Cuando fumo donde mi hija y mi nieta tengo que enfrentarme a su solidaria ofensiva de rechazo, pero sigo quemando dinero...
Según me entero por el periódico Trabajadores, que es de propiedad del gobierno pero que se dice regentado por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Organización Mundial para la Salud (OMS) ha indicado que las tres causas de muerte en el globalizado mundo actual son
la pobreza, el sida y el tabaquismo. Si esto es así estoy corriendo un grave riesgo. sida no tengo, pero la pobreza me come -como decimos los cubanos- por una pata, y fumo más de una cajetilla de veinte cigarrillos desde el amanecer hasta antes de irme a la cama. Siguiendo a
Trabajadores, que ofrece datos de la OMS, yo pudiera formar parte de ese 30 por ciento de los que mueren de cáncer en general y del 90 por ciento de los del pulmón que son responsabilidad del tabaquismo. Quizá mi acta de defunción forme parte del 25 por ciento que
fallecen por afecciones cardiovasculares, que precisamente son fumadores.
Una encuesta del Ministerio de Salud Pública en Cuba (MINSAP) concluida en 1995 daba un 36,8 por ciento de cubanos con el hábito nicotínico. Yo soy uno de ellos, aunque ese dato me parece muy conservador y bien podría situarse en el entorno del 50 por ciento de la
población de los que en la tierra de las mejores vegas del mundo son ardientes y humeantes partidarios del tabaquismo. Y estos fumadores -en opinión del MINSAP- no fuman porque quieran, sino porque no pueden dejar de hacerlo. Bueno, como opinión esto es muy respetable. El
fumador fuma porque adquirió el hábito por imitación cuando aún era un adolescente y continuó fumando porque le agradaba, aunque algunos por razones de salud o por lamentos del bolsillo han intentado dejar de fumar sin lograrlo.
El gobierno de Cuba, por vía del MINSAP, está llevando una campaña sistemática contra el tabaquismo. Creo que esto pudiera ser loable. Pudiera ser... si la razón de la campaña no tuviera otras intenciones: el dueño de toda la industria tabacalera
de Cuba es su gobierno, las fábricas de habanos y de cigarrillos cubanos son propiedad del gobierno de Cuba, y este gobierno ha extendido por todo el país el cultivo del tabaco y ha ampliado la producción del tabaco exportable que garantiza buenos dividendos en dólares.
Se habla con mucho énfasis en la prensa -toda de propiedad gubernamental- de los planes tabacaleros del gobierno, y cómo éstos generan miles de puestos de trabajo para absorber toda la fuerza laboral desempleada que ha crecido escalofriantemente en la Isla. En el mismo número
de Trabajadores, en el que se apoya la campaña mundial contra el tabaquismo, se da a conocer con entusiasmo editorial que el sector tabacalero había crecido en casi diez años en 40 mil empleos. La información había sido brindada por el secretario general de la
oficialista CTC, Pedro Ross, y la nota periodística señala que en la actualidad se acopian más de 800 mil quintales de hojas de los cuales 525 mil correspondieron a la occidental provincia de Pinar del Río.
El gobierno no va a renunciar, así como así, a sus exportaciones de nicotina en rama después de tantos esfuerzos por incrementar sus producciones, las que en parte han contribuido a ese 30 por ciento de cáncer, a ese 90 por ciento de cáncer del pulmón y
al 25 por ciento de muertes por afecciones cardiovasculares, todas debido al consumo mundial del tabaco.
Si el 36,8 por ciento de los cubanos que son fumadores abandonaran este hábito de quemar nicotina más brea, esto posibilitaría una mayor cantidad de hojas exportables, más tabacos Cohibas para venderles al turista fuereño y en los mercados extranjeros,
preferentemente en las plazas de nuestra tradicional cliente: España. Si dejamos de fumar todos los que tenemos este, digamos, vicio, se beneficiarían no sólo nuestro pulmones ya bastantes cargados con el hollín de una Habana que se cae a pedazos, sino también
nuestros bolsillos, que retendrían los siete pesos que cuesta cada cajetilla de Populares y el medio dólar con el que se compran los De Vegas y Monterrey -cigarrillos que ahora sustituyen a los H Upman y a los Partagás- pero además, nuestro gobierno podría
exportar más y con el dinero que así se reciba poder comprar más carros patrulleros, levantar más centros de recreación y hoteles para los extranjeros, y organizar con más brillo nuevas tribunas abiertas.
Sí, indiscutiblemente, el tabaco mata pero... aquí, en Cuba, la campaña contra el tabaquismo no nos puede tomar como ingenuos incurables: algo que es más dañino que la nicotina que puede estar contenido en un H Upman número 4.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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