La colaboración entre cubanos es justa y necesaria
Oswaldo de Céspedes, CPI
LA HABANA, junio - La crítica sistemática del gobierno contra los opositores, defensores de los derechos humanos y periodistas independientes no sólo se centra en sus actividades contestatarias en pro de una democracia necesaria, sino en la actualidad todos los medios de
difusión masiva -controlados en su integridad por el Estado- hacen alusión a una supuesta subvención que desde el exterior a través de los exiliados en Miami y con gran participación del gobierno estadounidense reciben los activistas de estas agrupaciones dentro
de la Isla.
Para llevar a efecto y a feliz término cualquier expresión de una naciente sociedad civil donde imperan el totalitarismo y la intolerancia por más de cuarenta años, se hace necesaria la colaboración de todos los nacionales que, sin frontera, están
dispuestos al sacrificio en tan noble empeño. Pero debemos agregar que no sólo los nacionales están comprometidos con este gesto, sino todo hombre o gobierno que de buena voluntad aspira a un mundo justo, democrático y equitativo.
La disidencia cubana -y digamos así para agrupar todas las posiciones- no sólo se desarrolla en un medio hostil, enfrentando la crítica desmedida o la ofensa como medio de tergiversar su verdadero discurso, y pudiéramos agregar la amenaza, la coacción, el
chantaje y hasta la prisión arbitraria. También se ve acosada por la pobreza, carencias materiales de todo tipo, una economía doméstica insuficiente hasta, en muchos casos, para alimentar la familia o cubrir sus necesidades básicas más elementales. La
disidencia se mueve por las calles de su país de origen con la única riqueza de la causa justa que defiende y por la que lucha, en la mayoría de las ocasiones sin recibir esa ayuda necesaria que tanto se espera y en tan pocas ocasiones llega.
En la historia de los cambios sociales ocurridos en muchos países del mundo la ayuda material y económica se hizo imprescindible y se convirtió en el motor impulsor necesario para poder desarrollar no sólo una sociedad civil fortalecida y pujante, sino también
la consolidación de la democracia como expresión de justicia e igualdad social. Desde nuestras luchas independentistas del siglo XIX contra el yugo colonial español nuestros próceres, que hicieron la historia de rebeldía que obligó a la Metrópoli al
pacto de independencia, acudieron a los cubanos exiliados fundamentalmente de Estados Unidos de Norteamérica para recaudar los fondos suficientes para llevar a cabo la guerra necesaria.
Durante la República diferentes partidos políticos y hombres dignos que se oponían a gobiernos de turno mediatizados y corruptos, utilizaron la misma fórmula. ¿Por qué en estos momentos, cuando se pretende desarrollar -bajo el derecho que asiste a todo
ciudadano- una sociedad civil que sea verdaderamente representativa de los intereses del pueblo cubano, no acudir a los compatriotas del exilio? ¿Por qué llamar a los que retoman esa vía solidaria "mercenarios", "anexionistas" y hasta "traidores a su
pueblo"?
Hombres y mujeres que se sienten libres dentro de Cuba y que exigen respetos y derechos también saben solicitar y aceptar la ayuda que de buena fe envíen nuestros hermanos exiliados, y esto no es cuestionable ni por funcionarios cubanos u otros que responden ciegamente a una
dictadura, la que incluso utilizó fondos para diseminar en la América revoluciones erróneas, que no tenían otra intención que extender el comunismo a otras naciones. ¿Por qué hay que responder a un gobierno que envió a decenas de miles de
compatriotas bajo el manto de la solidaridad a guerras tan lejanas como en Angola, Etiopía, Zaire, El Congo y Argelia , entre otras? ¿Por qué hay que rendirle cuentas a un gobierno que destinó cuantiosos recursos en crear una escuela latinoamericana de la Salud cuando la
nación pide a gritos el remozamiento de las instalaciones de salubridad o la sustitución de equipos obsoletos e inservibles, y que se complete el suministro de medicamentos tan necesarios para la población? ¿Por qué justificarse ante quien priva de una alimentación
adecuada, no permite el disfrute de las instalaciones turísticas enclavadas en nuestro territorio, obliga a los hijos a una educación politizada a favor de una filosofía extraña y fracasada, y cuestiona al hombre por sus ideas y su proyección ante la sociedad
privando a éste de libertades y derechos?
Las libertades son inherentes a los seres humanos y dentro de las nuestras está la de escoger a quienes nos ayudan, siempre que esta ayuda germine dentro de la solidaridad, la colaboración desinteresada y sin que medien los cambios.
Los nombres de las organizaciones en disposición de cooperar no importan, pueden llamarse CubaNet, Nueva Prensa, Movimiento Acción Democrática Cubana, Instituto para la Democracia en Cuba, u otros, lo que vale es la intención.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se
le reconozca como fuente.
|