Las marchas del pueblo combatiente y la salsa revolucionaria
Néstor E. Baguer, APIC
LA HABANA, julio - La renovada salsa cubana viene a apuntalar a las marchas y otros actos políticos convirtiéndose en un nuevo concepto ideológico que constituye una prioridad para los estrategas de la "nueva ola revolucionaria". Pero lo interesante está en
cómo hacerlo. ¿Usar viejas o nuevas formas de agitación revolucionaria de las masas populares?
Nos inclinamos a pensar que las mezclan ambas. La agitación "voluntaria" (citación personal en cada centro laboral, organizaciones políticas y de masas), añeja fórmula de coacción que no por vieja deja de mantener vigencia.
Ahora lo caduco necesita un barniz a la altura del momento actual, apareciendo un nuevo tipo de "fervor revolucionario", que en el decenio del 90 toma un sabor salsero.
Las concentraciones y marchas populares llamadas del pueblo combatiente expresan en la actualidad un nuevo contenido, una nueva fórmula de lucha ideológica "para salvar a la patria, la revolución y el socialismo" -al decir del presidente Castro.
Es entonces que aparecen congas y comparsas de "profundo contenido revolucionario", himnos de combate al compás de un popular número musical del momento, vehículo idóneo para una anacrónica y obsoleta expresión del castrismo: "(...) el
arte es un arma de la revolución".
Se da un fenómeno nuevo en las citas de esas marchas y concentraciones. Se funden en una masa compacta y "patriótica" los asistentes "voluntarios" y los revolucionarios de nuevo cuño, que no son más que elementos desclasados y desarraigados a los
que tanto criticó la revolución durante decenios, pero que ahora forman parte de la esencia misma del Estado.
Pero no se asombre si ve en dicha marcha al viejo fanático y amargado chivato de la cuadra junto al nuevo elemento antisocial, unidos todos en una "nueva necesidad histórica de la patria": salvar al patriarca.
Los nuevos estrategas se frotan las manos y dicen: "Somos unos bárbaros, la calle es nuevamente de los revolucionarios, estamos a la altura de lo que el gobierno necesita, la patria está salvada, miren nuestras marchas del pueblo combatiente, las mostramos al mundo para que
vean la fortaleza de la revolución..."
Sentimos decirles señores, que esto no es nada nuevo. Les recomendamos que repasen en nuestra literatura hispanoamericana las diferentes recetas empleadas por los dictadores tropicales. Se pueden leer en obras tales como "El otoño del patriarca", "El recurso del método",
"Yo, el supremo", "Tirano Banderas", y otras.
Receta renovada y condimentada con salsa, haciendo a nuestros músicos portadores de un nuevo virus ideológico-musical con el cual tratan de contaminar a las nuevas generaciones de una epidemia que empaña la capacidad de analizar los fenómenos que les rodean y los
ponen a bailar al son de la resignación, con textos chabacanos y consignas patrioteras.
Hoy le decimos a esos estrategas de café con leche que se cocinan en su propia salsa, que no está lejano el día en que manifestemos nuestros verdaderos sentimientos y que nuestra música expresará un nuevo contenido de libertad, igualdad y fraternidad.
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