No sólo se ven en las películas los policías corruptos
LAS TUNAS, 27 de julio (Bertha Mexidor, Agencia Libertad) - Los filmes que provienen de la industria cinematográfica de Estados Unidos y que muestran la lucha entre policías corruptos y honestos nos mantienen en vilo, porque a lo largo de la exhibición el mal triunfa sobre
el bien.
En el final, a lo happy end, el policía bueno desenmascara al ladrón que casi siempre es su jefe o un oficial de mayor graduación. Las causas que originan el mal es el deseo de vivir mejor, darle tranquilidad a sus hijos o tener una vejez segura y con mucho dinero. Para
ello, se rodean de otros que piensan igual.
El mensaje deja una enseñanza: el fin no justifica los medios.
En video o en pantalla grande la trama parece ajena a la realidad que se vive en Cuba. La corrupción de funcionarios irrumpe en los encargados de mantener el orden y luchar contra el delito.
En nuestro país el fenómeno se hace frecuente. La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) se enfrenta, con su mecanismo de control interno, a cubanos que usan su uniforme azul para recibir dádivas de comerciantes ilegales y cuentapropistas. Además venden,
regalan o utilizan en beneficio propio productos confiscados a ciudadanos desconocedores de las leyes. Al detectarse un caso, personas que fueron víctima de los abusos, y la mayoría de los ciudadanos se sienten aliviados de una carga injusta, pero sólo momentáneamente.
En Amancio, municipio de la provincia Las Tunas, varios policías han sido suspendidos, según el comentario popular, al dedicarse a la extorsión y abuso de autoridad. Las mercancías confiscadas no llegaban a su destino. Se habla de cinco a doce agentes detenidos,
licenciados del servicio o encartados judicialmente.
Este hecho deja una interrogante: ¿Los nuevos que llegan a ocupar el espacio policial vacante serán celosos cumplidores o candidatos a la corrupción y el abuso?
El tiempo despejará la duda. La población asegura que el afán al perseguir a vendedores clandestinos era apropiarse de las mercancías que el cubano de a pie necesita vender, cambiar o transportar a grandes distancias para alimentar a la familia. Las jineteras
(prostitutas) también fueron blanco de esta cruzada policial. ¿Por qué agentes de la policía se dedican a este inescrupuloso proceder? Por la misma razón que tienen los balseros que se lanzan al mar con el riesgo de perder la vida: el salario no alcanza para comer,
no hay posibilidad de comprar una vivienda, no se permite tener un negocio privado, los hijos están sin zapatos, en los hospitales no hay medicinas y no pueden gritar esta realidad a voz en cuello, el dólar lo tienen que comprar en el mercado negro a 23 pesos a los mismos vendedores
que tienen que perseguir si es que quieren comer con grasa o bañarse.
A todo el mundo le gusta vivir bien, los jefes comunistas no desconocen esta máxima. Por eso, muchos se hacen de la vista gorda ante actitudes y decisiones de subordinados que al llenar su bolsa y su alacena abastecen la de ellos también.
Los amancieros esperan una explicación de lo sucedido en la policía de la localidad y que los nuevos agentes no se excedan. Detrás de un extremista se esconde un oportunista, dijo un extremista hace tiempo. En Amancio se recuerda al Mayor Arturo Sierra Santana, que
disminuyó el delito en la zona y controló a los delincuentes con golpes, amenazas y severas sanciones. Hoy el oficial cumple una sanción de más de 10 años de cárcel por una venta ilícita de alcohol. No sólo en las películas de Norteamérica
hay policías corruptos, también los hay en Amancio y los hay en toda Cuba.
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