Malos presagios
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, julio - No bastan los chequeos provinciales que realiza el Partido Comunista de Cuba (PCC) y los planes de medidas que orienta en las instancias supervisadas, para dar respuestas efectivas al rosario de dificultades por las que atraviesa el país.
Se detectan los problemas sociales, se cuantifican los desajustes e incumplimientos laborales, se observa el pobre desempeño empresarial y se anotan las estadísticas obtenidas para años venideros. Luego se reúnen, discuten y llegan a conclusiones. Se culpan y
disculpan. Realizan sus plenos partidistas, que abarcan los sectores más importantes de la vida socio, política y económica nacional. Emiten declaraciones que se divulgan por todos los medios de difusión posibles. Pasan los meses, llegan las nuevas supervisiones y, en
esencia, se vuelven a repetir los mismos señalamientos.
¿Las razones? El perfeccionamiento empresarial no avanza al quedar atrapado en sus múltiples exigencias de forma. La insuficiente respuesta de la industria azucarera en comparación con los recursos que recibe y afectada a su vez por los bajos precios de la dulce gramínea
en el mercado mundial. Las ganancias y el total de turistas recibidos son insuficientes y enormes los esfuerzos e inversiones en ese sector. Un elevado número de empresas estatales son subsidiadas aún por el presupuesto central. La política de cuadros se ha convertido en un
laberinto sin salida por las contradicciones que existen entre los requisitos políticos y la profesionalidad y experiencia exigida a los elegidos. Los sindicatos continúan envueltos en esquemas gubernamentales y olvidan su labor de contrapartida ante la administración. Los
salarios se mantienen bajos mientras el costo de la vida aumenta de manera alarmante. Los apagones se incrementan y las molestias causadas a la población se disparan hacia arriba, junto al precio de los hidrocarburos. Los medicamentos de mayor demanda se mantienen ausentes de la red
comercial que los distribuye.
Al mismo tiempo, la política gubernamental continúa con el desvío de la atención ciudadana hacia temas secundarios o irrelevantes y se observan deficiencias en el tratamiento y solución gubernamental a los problemas del pueblo.
Varios dirigentes partidistas admiten se debe establecer un diálogo abierto y no rehuir respuestas que no se ajusten a la línea de su agrupación política. Incluso, algunos opinan se deben escuchar las opiniones opuestas. Muchos consideran que en ocasiones no se
enteran de los problemas porque no preguntan, como si al parecer vivieran fuera de nuestras fronteras.
Lo cierto es que esta situación obliga al Partido Comunista a eliminar su tradicional postura de benefactor de las administraciones, y están forzados a emprender conductas de mayor exigencia.
Se requieren cambios de fondo en la sociedad cubana. Eso lo sabe la dirección política del país. El experimento de ingeniería social llevado a cabo en nuestro archipiélago ha tocado a fondo sin resultados positivos. La administración Castro debe
modificar los rumbos tomados hasta ahora si desea sobrevivir. Y estos cambios deberán hacerse hasta el punto requerido y no hasta donde lo permita el control gubernamental.
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