Triada macabra
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, 26 de julio - Tomaron posesión de sus cargos los 329 jueces legos del Tribunal Supremo Popular el pasado jueves 20 de julio, los que ya habían sido elegidos por la Asamblea Nacional del Poder Popular en el nuevo mandato que vencerá en el año 2005.
Aclara la información oficial que en todos los casos, los nuevos funcionarios públicos fueron propuestos desde los niveles de base de las organizaciones sociales y de masas creadas por el propio régimen político, tales como los Comité de Defensa de la Revolución
(CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y las Asambleas de barrio subordinadas al Poder Popular de cada municipio.
No es secreto para nadie que, en todas las instancias, las propuestas -abiertas o solapadas- son el resultado del cabildeo político administrativo que llevan a cabo en sus respectivas jurisdicciones los militantes del Partido Comunista de Cuba, orientados por su superioridad. Hace más
de tres décadas que la maquinaria funciona de ese modo al elegir a nuevos delegados del Poder Popular, deslizar una nueva medida política-económica que no será del agrado popular, o cualquier otra imposición que se les ocurra.
Por su parte, el Lic. Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del órgano de gobierno, al referirse a los nuevos magistrados señaló: "(...) constituyen un elemento esencial de la legalidad socialista y de nuestro sistema jurídico".
Quiero referirme a dos de las frases usadas por Alarcón: legalidad socialista y nuestro sistema jurídico. Fue justo y preciso en sus palabras. No podrían ser de otro modo, ya que el Poder Judicial en Cuba está diseñado para responder a los intereses del grupo
gobernante y a la ideología política que le tratan de imponer a la sociedad cubana.
Tienen que hablar en esos términos. No podrían hacerlo en nombre de los derechos civiles y políticos ni de la justicia ciudadana. Se ha insistido demasiado en "dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada". Esta filosofía se
manifiesta si solicitamos trabajo, si deseamos estudiar una carrera universitaria, en el instante de recibir un estímulo, al obtener del Estado una vivienda o cualquier otro pequeño derecho, que sólo concede la administración Castro a sus incondicionales.
Por supuesto que tampoco explican por qué los tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, deben estar totalmente separados e independientes entre sí, ejerciendo supervisión mutua, para impedir que uno de ellos se imponga a los demás y correr entonces el riesgo de
caer en dictaduras totalitarias o Estados en absoluto desorden, donde impere la fuerza por encima de la Ley.
En nuestro país, los tres poderes están unidos y sometidos a una sola inteligencia. Y por supuesto, no se identifican con los famosos principios liberales, enciclopedistas y revolucionarios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, sino que conforman la triada macabra que se empeña
en defender las ambiciones desenfrenadas, las hipocresías sin límites y la esclavización de todo un pueblo.
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