¿Y qué le vamos a hacer?
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, julio - La reciente publicación en Miami, bajo los auspicios de CubaNet, de la antología de periodistas independientes cubanos titulada "Un solo rey", significó para mi colega y amigo Ramón Díaz-Marzo la experiencia de su primera "conversación"
con oficiales de la Seguridad del Estado, si es que así puede llamarse a un interrogatorio con guantes de seda.
Díaz-Marzo, antologado en Un solo rey, es un escritor y periodista independiente de formación autodidacta casi absoluta. En la enseñanza oficial isleña apenas alcanzó quinto grado de escuela primaria, tras cuarenta y ocho años de una vida cargada de
azares que no vienen al caso. Un dato basta para entender su más oscuro minuto y su más luminoso segundo. Díaz-Marzo escribe, ¡y cómo escribe!
Ramón llega a mi hogar cada lunes, a eso de las cinco de la tarde, para entregarme sus últimos escritos y recoger los ya transmitidos a CubaNet. No es visita de trabajo. Una presencia alegre, inocente y sagaz al mismo tiempo, un café que se comparte entre decires cultos y
guaperías amistosas de la Habana Vieja, me avisan del privilegio de dialogar con aquel de los autores de Un solo rey que menos oportunidades tuvo, a lo largo de su vida, de verse publicado.
Quizás por ese motivo la Seguridad del Estado no le había prestado atención, digamos mucha atención, a los textos de Díaz-Marzo, difundidos por CubaNet a lo largo de unos tres años, y mucho menos a su persona. Un tipo aparentemente insignificante, más
o menos azaroso, medio misógino, no parecía digno de antología donde plumas como las de Vázquez Portal o Lucas Garve eran más esperables. Sólo que Ramón escribe, ¡y cómo escribe!
La noche del 24 de julio se le citó para una supuesta gestión de trámites de identidad y registro de población. Por cierto, de manera muy cortés, pero en abierta violación del procedimiento citatorio establecido por la ley. Al otro día, a las dos
de la tarde, Ramón encontró en la oficina adonde se le convocó a dos oficiales de la Seguridad del Estado, quienes se hicieron llamar Ramiro y Ramírez. Ramón reconoció al segundo de ellos. Le vio en la televisión, durante una de esas mesas redondas ya
de rutina, bien cerca de Fidel Castro, bien cerca de Fidel Castro...
Ramón se lo dijo, y Ramírez lo admitió, durante esa entrevista para la cual fue citado de modo engañoso y por tanto ilegal, no obstante las corteses maneras, las ironías sutiles y las cordiales técnicas de interrogatorio. "Queremos conocerte",
afirma Ramón le dijeron, y parece que en verdad su objetivo principal fue satisfacer la curiosidad... ¿de quién? Extrema coincidencia que el tal Ramírez haya sido visto muy cerca de Fidel Castro y ahora haya estado presente en el primer interrogatorio del único
antologado en Un solo rey a quien nunca un oficial de la Seguridad del Estado había tenido frente a sí, manifiesta Ramón.
Díaz-Marzo contó que les habló de Un solo rey y Ramírez se limitó a responder que conocía el libro. A su vez, preguntó a mi colega si había leído una obra de inspiración castrista, titulada "¿Disidentes o
mercenarios?", en clara alusión a los epítetos con que el gobierno de Fidel Castro califica nuestra decisión de escribir y, ¿por qué rayos no cobrar? Sin embargo, y tras escuchar el relato de Ramón un par de veces -lo grabé- coincido con él
en una de sus afirmaciones: periodismo independiente, lo más bello de nuestras vidas.
Ramón Díaz-Marzo, quinto grado reconocido, buscavidas, limpiapisos y vendedor clandestino de maní en el Malecón habanero, entre otros oficios, pero definitivamente escritor, ha excitado la curiosidad de "alguien", tras la publicación de Un solo rey.
Culpa de CubaNet, sin dudas.
¿Y qué le vamos a hacer?
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se
le reconozca como fuente.
|