CUBANET ...INDEPENDIENTE

20 de julio, 2000



En el Combinado del Este usan la medicina como instrumento de tortura

LA HABANA, 19 de julio (María Elena Rodríguez, Cuba-Verdad) - Miguel Sánchez Valiente es un preso político cubano de 63 años de edad. En este instante está confinado en la cárcel conocida por "Combinado del Este", que está enclavada en la capital cubana. Desde allí, enfermo y privado de lo esencial para la existencia humana, en un gesto de desafío al tremendo poder del Departamento de la Seguridad del Estado (DSE), este anciano quiere que el mundo conozca su caso y que la opinión pública internacional tome cartas en el asunto.

El quiere expresarse libremente y así se lo pidió a Cuba-Verdad. Es por eso que publicamos el texto integro de su misiva, aunque está fechada el mes pasado, ya que todavía se encuentra en las mismas condiciones.

A los lectores de CubaNet debemos decirles que no se trata de una carta cualquiera, sino de un escrito sacado sigilosamente por manos amigas de la cárcel de mayor rigor existente en esta provincia, de un bunker rodeado de alambradas llenas de púas, de torres con luces cegadoras y pobladas de militares portando fusiles ametralladoras y custodiada por perros entrenados para matar. He aquí su testimonio, su denuncia.

Combinado del Este, 21 de junio de 2000

A la Cruz Roja Internacional

A la Comisión de Derechos Humanos de la ONU

A la opinión pública internacional

Hace aproximadamente un año que la prisión no me suministra los medicamentos imprescindibles para aliviarme el dolor de la artrosis cervical aguda y crónica que padezco hace ya varios años ni para la úlcera estomacal y otras enfermedades. Por tal motivo, desprovisto totalmente de esos medicamentos, el día 30 de mayo de 2000 amanecí con una crisis severa de la cervical y de la úlcera. Fue entonces que el preso político Arturo Suárez Ramos y otro preso tuvieron que llevarme cargado y con urgencia hacia el Hospital Nacional de Reclusos (HNR), situado aquí, en el Combinado del Este, casi con la muerte reflejada en el rostro, vomitando sangre, el cuerpo sudoroso y frío, fuera de mí totalmente; creí que la vida se me iba.

Los médicos del hospital me hicieron un chequeo a la ligera, me pusieron un suero durante dos horas y, sin más medicamentos, me retornaron a la celda sin poder valerme por mí mismo ya que me encontraba en peor estado que cuando me llevaron al hospital. Tuvieron que llevarme en una camilla, y quedé entonces al cuidado de mis hermanos los presos, tirado como un ser despreciable, viendo la insensibilidad humana manifiesta en los médicos y Funcionarios del Orden Interior (FOI) del hospital de reclusos y de la prisión.

Fue entonces que tomé la dolorosa decisión de no ingerir alimentos, o sea, huelga de hambre, en reclamo de la debida atención médica y de que me suministraran los medicamentos necesarios para rebasar la crisis y estabilizar las enfermedades. Pensé que era mejor morir con dignidad que dejarse matar lentamente.

Después de seis días en huelga de hambre, me recluyeron nuevamente en el referido hospital. Empecé a ingerir alimentos pensando que me iban a dar atención médica adecuada, pero no fue así: continué sin atención médica. Sólo me hicieron una placa (RX) de la cervical. A los ocho días me dieron de alta en el hospital sin haber recibido ni el resultado de la placa y sin tratamiento. No pude ver a ningún especialista en ortopedia o en vías digestivas que me atendiera debidamente.

Hoy, día 21 de junio, afectado todavía por la crisis, aún sigo esperando por los medicamentos que se me niegan alevosa e injustificadamente.

Por tales razones ahora reclamo a la Cruz Roja Internacional que si es posible me proporcione la atención médica que mis enfermedades necesitan y los medicamentos adecuados.

Al mismo tiempo denuncio ante la opinión pública internacional al régimen de Fidel Castro por sus malsanas intenciones y por la flagrante violación del derecho a la vida de un ser humano.

Desde las celdas del Combinado del Este.

Miguel Sánchez Valiente
Preso político cubano



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