Un aniversario inolvidable
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, julio - Hace 55 años, un tribuno cubano pronunció un discurso en la Asociación de Reporters de La Habana, el 29 de junio.
Ese día, Emeterio S. Santovenia ofreció en donación al museo periodístico de la referida Asociación habanera un documento histórico de valor imperecedero.
El documento en cuestión era nada menos que un ejemplar del primer número del periódico La Estrella Solitaria, fundado, dirigido y publicado en los campos de Cuba libre, en Camagüey, por Rafael Morales y González.
El Sr. Santovenia donó el ejemplar, celosamente guardado por un compatriota que lo hizo llegar a sus manos, en un gesto de patriótico amor al gremio de los trabajadores de la noticia; desde entonces debió ser guardado en la Asociación de Reporters de La Habana, hoy
desaparecida.
En el discurso pronunciado aquel día, Emeterio S. Santovenia, uno de los oradores excelentes de la República, expresó que el documento era "testimonio de la actividad intelectual y de la libertad de pensamiento que tuvieron vida próspera respetable y respetada en
la república de Céspedes, alumbrada en Guáimaro", y calificó al periódico La Estrella Solitaria de "órgano de la opinión revolucionaria".
Más adelante se ocupó en analizar la labor periodística como vehículo de ideas políticas y para referirse a ello apuntó: "Lo importante radicó en la exposición de sus criterios políticos, casi todos enderezados a enjuiciar, y no
con benevolencia, la conducta de los dirigentes de la República de Cuba".
Materialmente, el periódico La Estrella Solitaria contó con lo mínimo requerido para un empeño tal. Se publicó a partir del 1ro. de diciembre de 1869 y, según la hoja, era un "periódico político republicano".
El periodista que lo realizó, Rafael Morales y González, nació en San Juan y Martínez, Pinar del Río, recibió la educación de su tiempo en La Habana y, según el señor Santovenia, "descolló entre los jóvenes más
brillantes de su generación". También acotó el orador que Morales y González asistió a los actos celebrados el 10 de abril en Guáimaro, cuando se votó la Constitución de la República en Armas.
Emeterio S. Santovenia declaró que Morales y González no era un periodista profesional, sino un "improvisado". Con una prosa directa de corte periodístico, Santovenia construyó su discurso -lógicamente se dirigía a periodistas- y para llevar
a cabo profesionalmente sus objetivos, el tribuno, también periodista, dividió la pieza oratoria en cinco partes:
· Periodistas improvisados y periodistas profesionales
· El periódico
· El periodista
· Ejemplaridad y creación
· La festividad del Centenario
En la primera parte, luego de exponer el objetivo de su presencia en el acto, rindió homenaje a los periodistas "improvisados" de los tiempos heroicos de las Guerras de Independencia y a la continuidad de los valores permanentes republicanos en los colegas profesionales.
La segunda parte la dedicó al análisis del periódico; en la tercera, expuso en síntesis la obra tan ligada a la vida heroica de Rafael Morales y González. En la cuarta sección del discurso, valoró la lección de la función social del
periódico La Estrella Solitaria, de efímera vida, y la capacidad creadora de Morales y González y sus compañeros de armas y de pluma, junto a la fidelidad de la Constitución votada en Guáimaro, así como el respeto de la libertad de expresión,
de culto, de imprenta, de enseñanza, como derechos inalienables del pueblo cubano.
En la última sección de su discurso, en cinco párrafos pletóricos de ideas exaltó los valores de la obra cívica que representó el esfuerzo de La Estrella Solitaria, la calidad humana de la personalidad de Rafael Morales González y su apego
a los ideales republicanos, el sello que confirió con su periódico a una profesión que debe ser toda "una institución al servicio público".
El tiempo, entonces, no parece haber transcurrido desde el 29 de junio de 1945. Emeterio S. Santovenia regaló una lección de Historia cubana aquel día, que aún conserva intacta sus valiosas ideas formadoras.
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