¡Bienvenido Elián!
Lic. Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, julio - Con el regreso a Cuba del pequeño niño balsero Elián González Brotons después de siete meses de ausencia, termina una saga que conmovió al mundo entero y muy especialmente a las sociedades cubana y norteamericana. Su arribo junto a su
padre, familiares y otras personas que lo acompañaron en la etapa final de su estancia en Estados Unidos, fue recibido con satisfacción por la inmensa mayoría de la población, siempre de acuerdo con respaldar el derecho de su progenitor a tenerlo consigo.
Esta triste historia, de profundos ribetes humanos, ha tenido también aspectos muy importantes en cuanto a las relaciones entre los pueblos de ambos países, pues los simples ciudadanos pudieron conocer mejor la naturaleza de los problemas que durante tantos años los han
separado.
En Estados Unidos, al mismo tiempo que el número de personas que apoyaron el principio de la patria potestad fue abrumador, creció de forma impactante la conciencia de la necesidad de cambiar la fracasada política hacia Cuba, que únicamente ha servido para afianzar el
totalitarismo en la mayor de Las Antillas.
En Cuba, aunque las autoridades pudieron emplear el caso de Elián para movilizaciones políticas y, momentáneamente, distraer parte de la opinión pública de los gravísimos efectos de una crisis interminable, amplios sectores de la oblación no
pudieron ser engañados con esos manejos. Para el olfato político de los cubanos, aguzados por decenios de vivir en un clima de tergiversaciones y represión policiaca, la sobredimensionada y costosa propaganda oficial sirvió para comprobar muchas cosas. Las propias "mesas
redondas" dedicadas esencialmente a satanizar al vecino del Norte, no pudieron ocultar que los problemas de la sociedad se debaten amplia y públicamente en Estados Unidos, y los ciudadanos pueden hacer las denuncias que les plazca sobre la conducta de sus autoridades de la forma más
clara y firme, sin temor a que los persigan, se les califique de apátridas o los condenen por desacato.
Los cubanos pudieron observar en sus televisores entrevistas a profesores de universidades estatales, escritores, periodistas, activistas sociales, religiosos, congresistas y simples ciudadanos norteamericanos, expresando libremente sus opiniones y críticas acerca de temas candentes en su
sociedad. Asimismo, apreciaron tomas de programas en vivo producidos en la televisión estadounidense, donde los participantes polemizaban con entera libertad; situación impensable en el dogmático y oscurantista panorama de la Cuba actual.
En conclusión puede afirmarse que además del feliz arribo de Elián, el saldo de esta historia arroja aspectos favorables en cuanto al acercamiento de los pueblos cubano y norteamericano. Aunque aparentemente hubo un triunfo del régimen, en el fondo no ha sido así.
Por el contrario, este proceso ha fortalecido la percepción de los cubanos sobre la causa de la crisis existente en el país, que no es otra que la persistente imposición de un sistema económico, político y social que tiene detenido el devenir nacional.
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