En espera del 2000
Zoimara Menéndez Simeón, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, enero - ¡Socialismo o Muerte! ¡Tenemos Patria y Dignidad! ¡Abajo el Imperialismo! ¡No al Bloqueo! ¡Elián estamos contigo! ¡Seremos como el Che! ¡Patria o Muerte!
A toda hora, bajo cualquier circunstancia, se escuchan o se leen estas consignas que hablan por todos los cubanos. La televisión, la radio, la prensa, se han hecho eco de toda esa mensajería al servicio de la revolución. No hay escapatoria. El ahogo y la presión se
adueñan de mentes necesitadas de sueños. Palabras que sólo expresan odio y desprecio penetran en todos aquéllos que no hallan cómo huir del discurso oficial. La vida se vuelve cada vez más monótona y los cercos se cierran alrededor de una atmósfera
cargada de mensajes recurrentes para un ideal que hace mucho nos abandonó.
El fin de año no escapó de esta triste situación. Cuando en el mundo entero se celebraba la llegada de un nuevo año, para muchos un nuevo siglo, un nuevo milenio, aquí, en Cuba, la propaganda publicitaria centró sus textos y voces en la lucha de turno
que cubre como una nube gigante todo el cielo de la Isla: el llamado a salvar a Elián. A esto se ha aferrado el gobierno, y como un carruaje de salvación ante el abismo pretende agotar todos los resortes, propios de las revoluciones, para mantener la clásica posición de:
¡Aquí no se rinde nadie!
La llegada del 2000 pasó inadvertida, casi imperceptible. En la cara de los cubanos se dibuja esa nota de melancolía, más bien de desesperación que pregunta: ¿Cuándo acabará todo? Y hasta se escuchan frases mediáticas que suplican: Esto no
hay quien lo aguante, voy a tener que tomarme un calmante.
Desde que tengo uso de razón esperé con muchas ilusiones el momento de entrar en el 2000. Imaginaba un mundo distinto, lleno de cosas nuevas, todo un andamiaje de sueños infantiles con coloridos que intensificaban su venida. Sin embargo, la vida me jugó una mala
pasada. Porque de todos los fines de año que recuerda mi mediana existencia éste ha sido el peor. Más bien éste no ha sido un fin de año sino simplemente el paso de un día.
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