CUBANET ...INDEPENDIENTE

20 de enero, 2000



Cuba, incertidumbre en las finanzas internas

Licenciado Oscar Espinosa Chepe, Cuba Press

LA HABANA, 18 de enero - A pesar del deseo oficial por demostrar la inexistencia de problemas en las finanzas internas, de los informes sobre el estado de la economía presentados a fin de año por los ministros de Economía y Planificación, y Finanzas y Precios, a la Asamblea Nacional (del Poder Popular); se derivan muchas dudas.

En primer término, el estimado de liquidez en manos de la población al término de 1999 se señaló era de 9,781,0 millones de pesos, superior a los montos existentes desde 1995 y cercano al de 1994 (9,943,8 millones), cuando se inició el proceso de saneamiento financiero para reducir el exceso de circulante, que llegó a alcanzar en 1993 su cuota más alta.

A esta preocupante situación se añade otro adverso factor. El crecimiento de la liquidez se está produciendo en el efectivo en circulación, mientras en el ahorro ordinario, o sea el dinero que está en el banco, se presenta un movimiento de declive, lo que indica que los mecanismos utilizados para restablecer el equilibrio financiero interno muestran evidentes señales de agotamiento, lo cual puede apreciarse en la siguiente tabla.

(1)

CONCEPTO

1994

1995

1996

1997

1998

1999

Efectivo en circulación

3601,5

3547,0

3981,1

4014,2

4282,6

4446,0

Ahorro ordinario

6342,3

5704,2

5553,2

5427,1

5427,2

5335,0

TOTAL

9943,8

9251,2

9534,3

9441,3

9709,8

9781,0

MASA MONETARIA (Millones de Pesos)

Fuentes:
- Anuario Estadístico de Cuba 1996
- Informes Anuales del Banco Nacional de Cuba


(1) Estimado del ministro de Economía y Planificación brindado a la Asamblea Nacional del Poder Popular

Esta situación podría ser más compleja cuando se conozcan las cifras definitivas de liquidez en manos de la ciudadanía a principios del 2000. Además, hay indicios de serios problemas a enfrentar en los próximos meses en el campo de las finanzas internas por varios motivos.

Así, en el presupuesto se observa un continuado aumento del déficit que alcanzó alrededor de 630,0 millones de pesos en 1999, según lo informado. Si bien resultó inferior al plan (720,0 millones), representa un crecimiento respecto a 1998 de 70,0 millones, con un segundo año consecutivo de aumento que parece se repetirá al haberse proyectado un saldo negativo para el 2000 ascendente a 745,0 millones.

El argumento gubernamental de que el déficit permanece bajo control debido a que representa menos del 3,0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), a precios corrientes, es poco tranquilizador a causa de la falta de confiabilidad en la exactitud de ese indicador macroeconómico en Cuba, por la deficiente calidad de los datos con que se conforma.

El déficit del presupuesto de 1999 pudo haber sido mayor. Recuérdese que en el transcurso del año se aprobó un conjunto de medidas que provocaron un engrosamiento en los gastos del orden de los 700,0 millones de pesos, de los cuales 620,0 millones correspondieron al aumento de salarios y el subsiguiente pago a la contribución de la seguridad social, aprobados para el personal de la policía, la salud pública y la educación, fundamentalmente.

Este imprevisto aumento de las erogaciones fue enfrentado esencialmente con una mayor oferta de productos a muy altos precios en cadenas de tiendas especializadas donde la población adquirió arroz a 3,50 pesos la libra, pan (400 gramos) a 10 pesos, frijoles a 7 pesos por libra, aceite comestible a 40 pesos la botella, malta (0,350 litro) a 8 pesos, cerveza (0,350 litro) a 10 pesos, etc., así como otros productos agrícolas a precios cercanos, y en ocasiones iguales, a los existentes en el mercado agropecuario (no estatal). De esta forma, lo que el Estado dio con una mano, lo retiró con la otra mediante la venta de artículos de amplio consumo a precios estratosféricos producidos con salarios que como promedio mensual no sobrepasan los 223 pesos a fines de 1999.

Los subsidios por pérdidas financieras de las empresas estatales proyectados para 1999 ascendían a 1139,0 millones de pesos; según lo informado se estima que no excedan de 1040,0 millones, lo cual ha sido presentado por los medios oficiales como una prueba del desarrollo positivo de la eficiencia en el sector estatal.

Este criterio olvida los importantes incrementos autorizados a pagar por muchos productos agrícolas como la caña de azúcar, cuyo precio de acopio se aumentó en un 50 por ciento, lo que debió mejorar la situación financiera de uno de los sectores con mayores dificultades económicas. Sin embargo, la eficiencia en términos reales no ha corrido pareja y en la propia caña los rendimientos agrícolas no llegarán a las 35 toneladas por hectárea en la zafra de 1999, estimándose que en la del 2000 no pasará de 34 toneladas por hectárea, en un momento cuando de acuerdo con la FAO como promedio mundial son superiores a las 60 toneladas por hectárea.

Por otra parte, los aumentos de salarios autorizados en 1999 -indudablemente inaplazables- más otros incrementos anunciados, tendrán un monto superior a los 810,0 millones de pesos en el año 2000, y no será fácil disponer del crecimiento de la oferta, e incluso su mantenimiento, de productos básicos a precios altos a causa de las tensiones en la capacidad importadora nacional. Ello pudiera incidir en la aceleración del aumento de la liquidez y su consecuencia más inmediata, las presiones inflacionarias.

Las autoridades anunciaron que en 1999 el Indice de Precios al Consumidor (IPC) se mantuvo estático, valoración que sectores amplios de la ciudadanía recibieron con gran escepticismo. Resulta enigmática la inmovilidad del IPC, cuando oficialmente se reconoció el continuo crecimiento del efectivo en circulación.

Todo parece indicar que temas muy candentes de las finanzas cubanas seguirán sin solución en el 2000. Es cierto que se están aplicando medidas para revertir la negativa tendencia a la reducción del ahorro mediante la elevación de los intereses bancarios a plazo fijo y nuevos esquemas dirigidos a movilizar el dinero de la población hacia los bancos, pasos cuyos resultados pudiéramos ver en los próximos meses, en un ambiente económico tan nebuloso.

Sin embargo, problemas tan acuciantes como la dualidad monetaria (dolarización) y la carencia de una tasa cambiaria real para el peso cubano, que evitan una correcta evaluación de la economía y afectan la estimulación laboral, entre otras incidencias indeseables, parece quedarán sin respuesta, a pesar de que en los últimos tiempos altos funcionarios han reconocido en sus intervenciones los daños que están ocasionando.

Las finanzas internas cubanas deberán enfrentar en el 2000 muchos retos en muy difíciles condiciones. Las tendencias negativas ya presentes en años anteriores pudieran acrecentarse, promoviéndose un panorama más incierto. La solución a este estado de cosas sería la gradual aplicación de reformas que sacaran al país de la crisis y beneficiaran a toda la ciudadanía. No obstante, una voluntad semejante no se otea en el horizonte.



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