Por Alexis Gainza Solenzal. De la redacción de "Cuba Nuestra", Estocolmo, Suecia. 7 de enero del 2000.
El 1ro. de enero el diario Aftonbladet, de proyección socialdemócrata independiente, publicaba un escuetísimo apunte noticioso donde se le preguntaba a cinco cubanos, prominentes y comunes, qué era lo más importante para ellos durante el siglo XXI. Entre los
entrevistados aparecía Felipe Pérez Roque, 34, actual Ministro de Relaciones Exteriores. En función de oficio, el político cubano auguraba que "las relaciones entre nuestros países y pueblos serán más intensivas a todos los niveles". Sin
lugar a dudas, la modesta nota era una formalidad para recordarle al lector sueco que el inicio de un nuevo siglo coincide con el aniversario del denominado triunfo revolucionario que otrora la prensa internacional destacase con apabullantes rúbricas.
En honor a la verdad, debe admitirse que la prensa sueca, en especial la de corte liberal, no ha sido últimamente parca en sus enfoques de la problemática cubana. Uppsala Nya Tidning, declarado ideológicamente liberal, es uno de los diarios que ha sobresalido en la descripción
de la realidad imperante en la isla caribeña. Dicha publicación circula principalmente en la ciudad de Uppsala, una de las más pobladas del Reino sueco. Destacan en especial tres escritos de la periodista Kerstin Kollberg, dos publicados en la sección "Firmado"
y un último en "Crónica Internacional". Los dos primeros artículos, difundidos el 22 y 24 de noviembre respectivamente, fueron firmados en La Habana, ciudad que la periodista visitase a raíz de la Cumbre Iberoaméricana.
El primer escrito resalta que Fidel Castro acentuó en los comentarios sobre la reunión magna que la mísma había sido un gran éxito, mensaje que se transmitía sin parar por los medios de comunicación. En realidad, admite Kollberg, el éxito
no radicaba en las resoluciones que se tomaron sobre globalización, más bien en el hecho de que tanto Cuba como Castro fueron reconocidos como parte de la comunidad internacional. Sin embargo, la periodista reconoce la opinión generalizada de que la Cumbre fue todo un éxito
para la oposición prohíbida por el régimen. Aparte de la demostración de disidentes que se ejecutó días antes y cuya disolución causó que incluso un camarógrafo de CNN fuese golpeado, alcanzando el hecho una gran cobertura mediática,
la oposición cubana y representantes de la prensa libre entraron en contacto con al menos 10 delegaciones de las 21 que visitaron el país. "De los participantes en esas reuniones, siete eran jefes de estado o de gobierno. Y un éxito mayor (y fuente para mayor disgusto del régimen)
fue el hecho de que la oposición también se mencionó en algunos de los discursos durante la propia Cumbre", constata la articulista.
Kollberg le presenta a la audiencia uppsalense puntos de vista de representantes de la disidencia interna, relativos a los eventos a raíz de la Cumbre en particular y a la situación política en general. Héctor Palacios, director del Instituto de Estudios Sociales, fue
arrestado días antes de la apertura de la reunión de dignatarios iberoamericanos, pero liberado cuatro horas más tardes. Él consideró la arbitraria detención como una táctica de intimidación. Por su parte, Fernando Sánchez, Presidente
del Partido Solidaridad Demócratica, uno de los dos partidos liberales en la isla, participó en la comisión que se entrevistó con la delegación de España, informando a la mísma sobre su partido. Por último, Elizardo Sánchez Santa Cruz,
el disidente más conocido entre los luchadores por los Derechos Humanos, -en palabras de la periodista-, consideró que la Cumbre "puede ser una ventana en la historia, un chance para el cambio y un paso a la democracia". "Sánchez cree que el régimen de
Castro se acerca a su final, y no solamente por razones biológicas. Pero antes de eso, él cree en una actitud más dura por parte del régimen contra la oposición. Él teme también que el cambio no tome la vía pacífica que defiende, y en
lugar de esto las frustraciones y agresiones reprimidas lleven al pueblo cubano a tomar las armas", transmite la articulista a la opinión pública de Suecia.
La periodista resumen estos encuentros con la oposición con la siguiente afirmación: "La oposición quiere una vía pacífica hacia la democracia, pero como Fidel Castro parece estar tan atrapado en su propio mito revolucionario, es ésta vía a
la que más le teme."
El segundo artículo de Kollberg trata sobre la Iglesia Católica. La periodista introduce al lector en el tema con la siguiente reflexión: "La iglesia católica no es realmente la única religión en Cuba, pero sí la más propagada. La
posición de la iglesia no es fuerte, pero a pesar de ésto es un factor a tener en cuenta en una sociedad cerrada como la cubana. En la iglesia hay comunidad y espacio para cosas que no tengan que ver ni con la revolución ni con el comunismo cubano."
Luego de describir la liturgia de una confirmación en la Catedral de la Habana, Kollberg se escapa a la vecina provincia Pinar del Rio. Allí conversa con Dagoberto Valdés Hernández, editor de la revista de tonalidad religiosa Vitral. De Valdés Hernández
dice la periodista que es "un hombre dinámico y de corazón que con gusto se toma su tiempo con los suecos, quienes dice haber tratado con anterioridad provenientes de la `Iglsia sueca` y la organización humanitaria `Lutherhjälp`". Valdés Hernández es
ingeniero de profesión y tenía un buen puesto en una industria tabacalera, pero al confrontarsele ante el ultimatum de escoger entre Vitral y el trabajo, se inclino por lo primero. De tal manera, fue degradado hasta el nivel de dedicarse a atender las hojas de las palmas que se
utilizan para amarrar las cajas de tabaco.
La periodista del Uppsala Nya Tidning le otorga la palabra a Valdés Hernández para que éste explique, entre otras cosas, los objetivos de su publicación: "Vitral será una forma de desarrollar la democracia. Nosotros tenemos seminarios regulares donde
discutimos los problemas de la democracia. Yo veo esto como una preparación para la futura sociedad libre. Nosotros respetamos la pluralidad y tenemos como pauta no atacar personas o instituciones. El que critica tiene que venir en lugar con alguna propuesta constructiva."
Kollberg explica que el trabajo en y con la revista se desarrolla a puertas abiertas por lo que eventuales espías no tienen provecho que sacar de sus infiltraciones. Alguno de los involucrados en la edición de la revista han sido amenazados, otros han perdido sus trabajos, mientras
que los últimos han sido aconsejados a no continuar escribiendo en la publicación pinareña. Sin embargo, Vitral se mantiene viva con 3500 suscritores a los que le llega la revista gracias "a una efectiva red personal ciudad-ciudad".
A modo de conclusión, Dagoberto Valdés Hernández le testifica a Kollberg, que "la revolución fue un gran proyecto político y popular. Hoy todo esto está descompuesto. Las gentes están cansadas y les cuesta mirar hacia delante. Han dejado de
soñar en un futuro mejor".
El último escrito de Kerstin Kollberg tiene fecha más reciente, a decir, el 10 de diciembre, y fue titulado "Cuba - la dictadura que estuvo de más". Dicho artículo, de marcado carácter analítico, abre con una metáfora que merece ser
recogida en este recuento: "Los buitres están presentes por doquier en el cielo de la capital de Cuba, La Habana. Ellos pueden interpretarse como los ojos vigilantes del régimen de Castro, listos a clavar sus pezuñas en cada disidente y cubano que se aleje del único
camino del régimen. Pero los buitres pueden de buena gana interpretarse como las aves de rapiña que son, al acecho de su moribunda presa, la dictadura totalitaria que es la Cuba del longevo Castro."
Para confirmar la validez de esta traslación, la periodista se apoya en lo que en el curso de una semana los disidentes, activistas pro derechos humanos y periodistas independientes le han hecho saber: que alguna vez el régimen comunista de Fidel Castro caerá. La pregunta
flotante sigue siendo cuándo.
La cronista repasa la situación de Cuba durante los 90tas. La disolución del bloque de países comunistas y la caída del muro de Berlín hace ya una decada acabó con los subsidios al régimen de La Habana, ubicando al país, que no tenía
comercio con el resto del mundo "en mucho debido al embargo de los Estados Unidos contra Cuba desde el inicio de la revolución", en una situación díficil. En 1993 se legalizó la tenencia de dólar, algo que anteriormente podía llevar a prisión,
resultando en que, por una parte, el portero de un hotel tenga mayor estatus económico que un cirujano, y por otra, las remisas de los exiliados a sus familiares representen posiblemente una de las mayores entradas de la nación.
Las relaciones con el vecino del Norte, el enemigo eterno, siempre han sido tensas y Cuba mantiene un ejército efectivo "que podrá detener la invasión américana que el régimen se dice temer". Sin embargo, Kollberg parece no creer en este mito: "La
verdad es que el flujo va en dirección contraria, de Cuba a los Estados Unidos, principalmente a Miami. Contrariado, el régimen permite a un número determinado de cubanos emigrar cada año, pero muchos otros toman la situación en sus propias manos."
Según la periodista, dos hechos han ampliado la legitimidad internacional de la oposición interna: la visita del Papa a principios de 1998 y la Cumbre Iberoamericana. Esta oposición defiende en primer lugar un tránsito pacífico hacia el modo democrático
de gobierno, pero el día en que esto suceda puede demorarse. Según Elizardo Sánchez Santa Cruz, el tránsito puede tomar cinco, diez años.
A modo de resumen, la periodista sueca escribe: "Los disidentes de Cuba tienen paciencia y han soportado bastante, no solamente estadías en las cárceles, arrestos que se repiten con regularidad y otras represiones por parte del régimen, sino que también desempleo
y falta total de bienestar. Tal parece que muchos de ellos serán obligados a vivir la mayor parte de su vida laboral en el rincón de penitencia de la dictadura. Ellos necesitan el apoyo y la atención del mundo."
Estas palabras finales de Kerstin Kollberg, su encuentro con figuras de la disidencia interna y la transmisión a la opinión pública sueca de sus visicitudes y aspiraciones, indican que el augurio para el presente siglo del novicio Ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez
Roque no devendrá en vacía profecía: Las relaciones entre los pueblos de Cuba y Suecia sin duda se intensificarán durante esta nueva centuria. Esperamos el Canciller cubano se sienta satisfecho. |