Publicado el lunes, 3 de enero de 2000 en El Nuevo Herald
La falta de techo y el hacinamiento impulsan al éxodo cubano
The Miami Herald
La angustiosa crisis de la vivienda en Cuba empujó a Lirka Guillermo al mar.
Una casa o hasta un pequeño apartamento pudiera haberle salvado al vida. Pero eso es algo demasiado precioso en Cuba, donde cientos de miles viven en dilapidadas casas y decenas de miles más en albergues.
``Mire lo desesperada que estaba'', dijo su abuela Rosa Betancourt. ``Le escribía cartas directamente a Raúl Castro''.
Guillermo tenía exactamente 18 años cuando su madre se subió a una balsa para salir de Cuba durante la crisis de los balseros de 1994.
Después de la partida de Silvia Lluis, el gobierno reclamó la casa de Lluis, forzando a su hija adolescente a abandonarla.
``Creo que mi problema tiene una solución inmediata: Devolverme mi casa o darme otra, porque lo cierto es que yo no tengo por qué pagar por los errores de mi madre'', le escribió en una carta en 1997 al hermano del gobernante Fidel Castro, Raúl.
``Mi madre se fue del país, yo me quedé, ¿y por eso debo pagar? ¿Qué mensaje hay en esto?''.
Recibió una breve respuesta. Su antigua casa estaba ocupada por médicos; y debía alojarse con familiares hasta que se pudiera resolver algo. Tras cinco años de escribir cartas, Guillermo se unió a 12 amigos y juntos emprendieron el viaje por mar, en un bote
sobrecargado, hacia Miami.
Dejaron la costa norte del país el 22 de noviembre. Tres sobrevivientes, incluido el niño Elián González, de 6 años, fueron encontrados el 25 de noviembre, pero Guillermo no estaba entre ellos. Su cadáver fue recuperado más tarde.
``Todo por una casa'', dijo Betancourt. ``Mi nieta murió por una casa''.
En un país con tal escasez de vivienda que el propio gobierno ha reconocido que solamente en La Habana hay 9,000 personas viviendo en albergues y 100,000 más en estructuras inseguras, la solicitud de Guillermo probablemente habría demorado décadas en solucionarse.
Una mujer sola, sin hijos, ocupa un renglón muy bajo en la lista de prioridades para la vivienda, y el gobierno regula las casas sobre la base de la necesidad, el tiempo trabajado y la confiabilidad política.
Miles de familias viven en la suciedad, amontonadas en las casas, compartiendo baños con personas extrañas, y pasan años esperando que el gobierno les encuentre un nuevo sitio donde vivir.
El gobierno cubano dice que la construcción de viviendas ha marchado al paso del crecimiento de la población, pero las necesidades de La Habana aumentan por la emigración ilegal hacia la capital.
Para contrarrestar la crisis, Cuba comenzó 20 años atrás a formar equipos de voluntarios que trabajan en la construcción de edificios de apartamentos con la esperanza de tener la primera oportunidad para lograr una vivienda. Los trabajadores en ocasiones trabajan
durante doce años antes de que se les asigne una casa o apartamento.
La vivienda es uno de los mayores problemas en Cuba, dijo Yoel Sánchez, un administrador de proyectos de vivienda. ``Se puede esperar entre uno y cinco años, para satisfacer la necesidad particular y la de la sociedad. Eso no es muy rápido, pero yo vivo en un edificio
nuevecito construido por la revolución. Antes de la revolución mis padres vivían en una casa hecha de cartón tabla''.
Un informe dado a conocer este verano por las autoridades municipales puso de manifiesto que casi la mitad de las 560,000 viviendas de la capital están en condiciones de moderadas a malas. Unas 60,000 están clasificadas para ser demolidas, 75, están apuntaladas, y 4,000
tienen peligro de derrumbe.
Juan Tamayo, redactor de The Miami Herald, contribuyó a este artículo.
Piloto vietnamita obtuvo licencia de vuelo a pesar de antecedentes penales
Marika Lynch, The Miami Herald
Ly Tong, el atrevido piloto que voló sobre La Habana el sábado, recibió una licencia de piloto privado a pesar de una convicción de secuestro aéreo en 1992 porque no le dijo a su escuela sobre su pasado y la Agencia Federal de la Aviación (FAA) no
realiza chequeos de expedientes.
La FAA investiga el historial médico de los potenciales pilotos y requiere que reporten si han sido convictos alguna vez de conducir bajo la influencia de alcohol o drogas, una violación que podría causar la revocación de una licencia o evitar su aprobación,
dijo Kathleen Bergen, portavoz de la FAA.
Pero antes de que un piloto tenga la licencia la FAA no investiga con la policía si los solicitantes han tenido problemas con la ley, agregó Bergen.
``¿Acaso el departamento de vehículos motorizados conduce un chequeo criminal antes de que el individuo reciba su licencia de manejar?'', preguntó hipotéticamente.
Tong tampoco le dijo a sus instructores de vuelo sobre su secuestro de un Airbus 300 de Air Vietnam cuando volaba sobre Ho Chi Minh City hace ocho años. Por eso, el hombre conocido como el James Bond de Vietnam, pasó seis años en prisión.
``Si [la dueña de Kendall ADF Airways] lo hubiera sabido no me hubiera permitido estudiar allí'', dijo Tong, refiriéndose a Alex D. Farkas, propietaria de esa aerolínea.
Tong creó un problema internacional el sábado cuando voló desde Key West hasta La Habana y lanzó 50,000 panfletos sobre la capital exhortando a los cubanos a que derrocaran al gobernante Fidel Castro. Los MIGs cubanos lo persiguieron y cuando Tong llegó al
Aeropuerto Ejecutivo de Kendall-Tamiami fue detenido e interrogado por cinco horas, entregando voluntariamente su licencia de piloto.
La FAA está investigando si violó alguna ley federal, dijo Bergen.
Tong, un ex piloto de combate vietnamita, tiene un sórdido pasado con los aviones.
En 1992 trató de pilotear un avión de la fuerza aérea tailandesa para bombardear Vietnam. Tong dijo que le fue imposible porque el motor del avión no arrancó.
Pocos meses después secuestró con éxito un avión Airbus 300 de Air Vietnam en un vuelo desde Bangkok a Ciudad Ho Chi Minh, amarrando al sobrecargo del vuelo. Pidió que le permitieran lanzar panfletos anticomunistas desde la cabina, y tras completar su misión,
Tong se amarró a un paracaídas y saltó del avión.
Fue liberado de la prisión seis años más tarde el día de su cumpleaños, el 1 de septiembre de 1998.
La solicitud de la FAA para un certificado de piloto privado pide información solamente sobre los antecedentes penales del solicitante: ``¿Ha sido usted condenado por violación de estatutos federales o estatales relacionados con narcóticos, drogas, mariguana, o
medicamentos o sustancias depresivas o estimulantes?''.
Tong respondió que no.
Aun cuando la FAA hubiera chequeado el pasado de Tong, tal vez sus problemas no hubieran surgido a la luz. Estudiante de posgrado en Nueva Orleans, de 51 años, Tong dice que su expediente está limpio. Todos sus problemas anteriores con la ley fueron en Vietnam.
A pesar del tiempo pasado en la cárcel, no se considera a sí mismo como un criminal.
``Nunca cometí ningún delito. Soy un luchador por la libertad'', dijo Tong el domingo. ``Nosotros establecemos una diferencia entre un luchador por la libertad y un terrorista. Yo no soy un terrorista. Nunca causé daño alguno a ninguna propiedad. Sencillamente
fanfarronée para lograr mi objetivo de manera que pudiera lanzar los panfletos urgiendo a la gente a derrocar el comunismo''.
Mientras tanto, a Farkas, la dueña de la aerolínea ADF no le hizo ninguna gracia el vuelo de Tong a Cuba. Corrió un gran riesgo financiero por su culpa. La escuela no está asegurada por vuelos sobre Cuba, y si él hubiera estrellado el Cessna 172 de un solo
motor, ADF hubiera perdido $35,000, dijo Farkas.
Además, dice que su decepción fue muy grande.
``Me traicionó de mala manera. No me respeta. Me mintió'', dijo Farkas. ``Si yo hubiera tenido la más mínima sospecha nunca le hubiera entregado el avión a este hombre. Yo respeto sus ideales, pero... ¿por qué no compró su propio avión
y corrió su propio riesgo?''.
Copyright 2000 El Nuevo Herald |