Cayeron en su propia trampa
Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, febrero - Un informe de la Empresa Mayorista Central Textil y del Calzado, aparecido el lunes 24 de enero en el semanario "Trabajadores", admitió recibir ropas de uso procedentes de Canadá, como vía para resolver el vestir en moneda nacional, para el
cubano con bajos recursos económicos. O sea, el 95% de la población.
Los embarques -continúa diciendo el documento- se realizan en pacas de 100 kilogramos colocadas en contenedores. Al llegar a su destino, se fumigan y clasifican por tipo de pieza y sexo, según el uso. Luego se aplica la revisión de peso y calidad en el 10% de la carga. Más
tarde se clasifican en primera especial, primera, segunda y liquidación. Después, se establecen los precios de acuerdo a las orientaciones. Por último, un tercio de la mercancía se destina a talleres especiales donde se reforman y se realiza su VENTA EN DIVISAS.
Luego de conocer el mecanismo establecido, pensamos que constituye un negocio redondo... para la empresa estatal que lo opera. Obviamente, los precios ofertados por ese vecino país son bajos, convicción a la que nos ajustamos si tenemos en cuenta se trata de géneros de
segunda mano los sujetos a la comercialización.
Por supuesto que el artículo no menciona las demás fuentes que alimentan este negocio, como son las piezas confiscadas a los emigrados cubanos que vienen de visita para reencontrarse con familiares y amigos, o las que están obligados a dejar los nacionales que abandonan
definitivamente el país. El suministro de éstas es más barato aún. No le cuesta a la empresa un solo centavo y, con seguridad, las primeras entran en la clasificación de "primera especial".
Tampoco se refieren en el informe a los controles sanitarios a que deben ser sometidas las pacas antes de su ingreso al país. Es saludable significar que no todos los gérmenes, virus, bacterias y microbios son eliminados por medio de la fumigación. Ni siquiera Canadá,
país que pertenece al primer mundo y posee uno de los mejores sistemas de salud y controles sanitarios del planeta, está exento de tener estos pequeños e invisibles enemigos en cantidades industriales.
Con relación a los costos, la propia publicación reconoce que la parte de la población que se arriesga a comprar esas mercaderías de uso se queja de sus elevados precios por no corresponder a su poder económico, debido a los salarios que perciben como única
entrada familiar.
Claro que lo más importante no está dicho en la información ofrecida: Al fin las autoridades gubernamentales admiten públicamente su incapacidad para solucionar definitiva y establemente, con sus propios recursos, las carencias ciudadanas. Es bueno aclarar que este
fenómeno no ocurre sólo en el vestuario, sino en todos los aspectos de la vida en Cuba. Pero bueno, por algo se empieza.
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