Martí ahora
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, febrero - Hace unos años leí un cuento de ciencia-ficción en el que el centro del argumento era la resurrección de Shakespeare. En la narración, el gran escritor inglés había sido traído de regreso vivito y coleando al siglo XX.
En un principio todo iba bien para él hasta que se le ocurrió, según el cuento, matricular en una universidad una carrera de letras y en un examen relacionado con la vida de Shakespeare, es decir con su propia vida, lo suspendieron. El gran hombre no pudo resistir tal cosa, y
se volvió a morir.
A veces yo he pensado en lo que le pudiera suceder a José Martí si pudiera ser resucitado y toparse con la situación que Cuba ha atravesado y atraviesa hace cuatro decenios. Una vez le pedí a un amigo su opinión sobre esa posibilidad y me contestó. "Para
el Apóstol, si estuviera físicamente de nuevo aquí, sólo habría tres posibilidades: la cárcel, el exilio o el pelotón de fusilamiento".
En estos días, al cumplirse el 147 aniversario de su natalicio, volví a pensar en qué sería para José Martí estar en la Cuba actual. ¿Cuál sería su reacción ante el Martí gubernamental? El, que había hecho del amor
y de la libertad la razón de todo su ser, verse convertido por los que detentan el poder en un sostenedor de una ideología esclavizante.
Es imposible que pudiera reconocerse en ese Martí oficialista, que tiene tanto de rojo y apenas si se le nota lo verde de sus ideas y la blancura de su alma.
Sería para él demoledor ver que, prácticamente, nada más que se le reconoce como "autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada y que de su obra escrita -recogida en 27 tomos- lo más conocido es la frase "viví en el monstruo y conozco sus
entrañas".
¿Qué haría el Apóstol al verse en la moneda nacional con un letrero sobre su cabeza que dice: "Patria o Muerte"? Y que aquel Patria y Libertad por el que cayeron tantos cubanos, incluido él, en las guerras por la emancipación de Cuba, no se
menciona para nada, y no puede mencionarse porque en la patria no hay libertad.
No, no es bueno ni pensar siquiera en la posibilidad de que José Martí viviera en esta época. Lo amamos demasiado, a pesar de los pesares, para querer que estuviera ahora entre nosotros y fuera sometido al cruel sufrimiento de ver que en Cuba se ha deportado la dulce plática
del amor y se ha sustituido por el evangelio bárbaro del odio.
De todas formas, pienso que si el Apóstol tuviera el poco grato privilegio, después de haber conocido y vivido en otros tiempos, de estar físicamente ahora en Cuba, no podría soportar la agonía de ver a los hombres viviendo sin decoro. Se rebelaría
contra los que le han robado al pueblo su libertad que, como él mismo dijo, "es robarle a los hombres su decoro".
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