Borrón
y cuenta nueva
Rev. Pedro Crespo, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre - Yeyo, el carnicero del barrio, siempre tiene la
dichosa frasecita en la boca, cada vez que lo sorprenden "dándole"
a los consumidores con la "roja". Aprendida por tradición oral,
la solemos utilizar cuando nos proponemos olvidar lo pasado y comenzar una nueva
etapa, donde todo puede ser nuevo. A Yeyo siempre le cuesta y, por mucho que se
lo ha propuesto, siempre sucumbe a la dichosa tentación.
Perdonar y olvidar -o recordar sin rencor- es la raíz de nuestra
frase en cuestión; es la tarea más difícil que le cuesta al
Homo sapiens erectus, que siempre se desliza por el tenue hilo del orgullo y del
aprecio por sí mismo.
El "borrón y cuenta nueva" a veces trasciende el marco de
las relaciones interpersonales y aterriza, sin más preámbulo, en
el terreno social. "Borrón y cuenta nueva" le dimos al cuarteto
de Liverpool, Los Beatles. Hoy, a diferencia de los años sesenta,
cualquier joven puede tener hasta su compacto con el prestigioso cuarteto que
revolucionó la música. Le dimos "borrón y cuenta nueva"
al pelo largo en los hombres, a los collares que identifican a las deidades
animistas africanas, a los amuletos, gangarrias y aretes en ellas y ellos, a los
homosexuales, al Cordón de La Habana, a las cortinas rompevientos, a los
cristianos en el Partido Comunista, a los que se fueron en los años
sesenta... Esto demuestra que siempre hay tiempo para la tolerancia -pretendido
signo de la sociedad contemporánea- y un espacio para crecer como
personas y como sociedad.
Dios es la personificación del "borrón y cuenta nueva".
En la historia de la creación, narrada en el Génesis, Dios
concluye el día séptimo descansando. Para mí, con perdón
de los teólogos del patio y los que no lo son, Dios, al octavo día,
siguió el trabajo.
Todo era bueno, pero podía mejorar, algunas cosas no habían
dejado satisfecho al Creador. Le preocupaba especialmente el comportamiento
humano.
¿Qué pasaba con el hombre, el ser más perfecto de toda la
creación, que incluso tenía un reflejo divino? No bastaban
recomendaciones y consejos, mucho menos amenazas y castigos, el hombre es como
un niño rebelde y caprichoso. Realmente ponía las cosas en
peligro. Entonces Dios, en el día octavo, dijo: "Voy a empezar de
nuevo. No destruiré nada como en el diluvio, pero voy a renovar, a
mejorar, a llenarlo todo de armonía".
Pensativo, Dios creador, fue encontrando la respuesta en el día
octavo. Tenía que hacer un hombre nuevo, pero con los mismos materiales.
Y se dijo: "Bueno, lo mejor es poner algo divino en el hombre, es lo más
seguro, fundir lo divino y lo humano, un Dios hecho hombre". Y así
lo decidió en el día octavo. Y así fue la Navidad, el día
de la creación nueva.
Si en esta Navidad somos capaces de decir "borrón y cuenta nueva",
y comenzar un año de amistad y concordia, entonces ésta será
una verdadera Navidad.
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