La Vanguardia Digital. 2000.04.28
Paquito D'Rivera estuvo ocho años separado de su hijo, sin que Cuba> invocase sentimientos humanitarios
Ayer, en "la contra", el actor cubano Vladimir Cruz -el de "Fresa y chocolate" y, ahora, "Un paraíso bajo las estrellas"- confesaba: "Estoy harto del culebrón de Elián". Vladimir Cruz está harto pero no los medios de comunicación,
que, junto a sus opiniones, ayer continuaban dale que te pego, publicando cartas al director sobre Elián, además de las ya cotidianas páginas sobre Elián. Como guinda, en TVE el sin par Jaume Barberà montó, en "Cosas que importan", un debate sobre
-¿saben quién?- Elián.
El primer capítulo del novelón del niño balsero ha acabado, pero no la historia entera, que durará décadas y se alargará más allá de la muerte de Castro y la reapertura de <Cuba> al capitalismo inevitable. Con el fin del primer capítulo
acaba también la vida pública que el niño llevaba hasta la semana pasada, rodeado de más cámaras que los concursantes de "Gran Hermano". Una vez Elián González en brazos de su padre, los focos empiezan a iluminar otros casos similares, de
los que se habla infinitamente menos porque no se les ha sabido encontrar el magnetismo circense de aquél. El caso de Milagros Cruz, por ejemplo, una cubana residente en Miami que lleva cuarenta días en huelga de hambre, reclamando que las autoridades cubanas le entreguen a su hija de
nueve años retenida en <Cuba>, en una situación simétrica a la de Elián hasta el pasado fin de semana. O el caso, aún menos conocido, de Paquito D'Rivera, el grandísimo saxofonista cubano. En el último número de "El Fingidor",
una revista de cultura editada por la Universidad de Granada, a propósito del hartazgo de informaciones sobre Elián, Paquito D'Rivera escribe un artículo explicando que él tuvo que vivir separado de su hijo, a la fuerza, durante más de ocho años. Su hijo
estaba en <Cuba> y él en Estados Unidos, y las autoridades cubanas pasaron olímpicamente de los sentimientos humanitarios y el amor paterno-filial que, en cambio, han invocado en el caso de Elián. Explica también que, cuando la madre de Celia Cruz estaba en su lecho
de muerte en <Cuba>, la cantante pidió un permiso para poder entrar en el país y acompañarla en su agonía, y se lo negaron.
Estos últimos meses, con lo de Elián, el exilio cubano ha mostrado su cara más histérica e irresponsable. Por eso, para compensar la tendencia simplista a creer que si unos son gángsters es que los otros son ángeles, es interesante leer lo que en ese artículo
escribe Paquito D'Rivera sobre los valedo-res del retorno de Elián a la <Cuba> de Fidel Castro, al que denomi-na "Comediante en Jefe". Dice D'Rivera: "Aunque mucho me gustaría poder usar otra palabra más enfática, cabría preguntarse dónde
demonios estaban estos turistas de revoluciones ajenas, ahora tan preocupados por Eliancito y su æpay', cuando todos estos abusos sucedían. Y cómo es que ni uno solo de ellos escribiera ni una sola letra de protesta ni levantara su voz en defensa de Celia Cruz y su madre
agonizante, ni reclamara mis derechos paternos, o se preocupara por la salud mental de mi hijo y su madre, casi una década secuestrados en mi país, o, mejor dicho, en lo que queda de nuestra empobrecida Cuba, La Isla Fascinante". Pues eso. |