Emilio Guede . El Nuevo Herald. Publicado el jueves, 27 de abril de 2000 en El Nuevo Herald
Ya Elián está con su papá. El tierno encuentro de padre e hijo, epílogo de una acción brutal e innecesaria, ha tocado las fibras más sensibles de los que, lamentablemente, han querido ver este caso como uno de patria potestad y no como lo que realmente
es.
La familia González de Miami, que con tanto cariño y devoción acogió en su seno al pequeño pariente tiene que enfrentarse, como consecuencia de su preocupación por el bienestar del niño, al gobierno más poderoso del mundo, cómplice
ahora de un astuto dictador que tiene por el piso a Cuba desde hace 41 años.
Lo primero que hay que preguntarse es: ¿por qué el padre de Elián, no fue al encuentro de su hijo inmediatamente después de la tragedia? La razón es simple: el temor de Fidel Castro de que Juan Miguel aprovechara la oportunidad para pedir asilo político.
Para salir de cualquier país libre nadie tiene que pedir permiso, pero para hacerlo de Cuba hay que tener autorización de la dictadura. En lugar de permitir que el padre saliera, el dictador aprovechó el filón propagandístico a su alcance si exigía la
devolución del niño al gobierno norteamericano, apelando a la patria potestad.
Nos imaginamos que la presión sobre Juan Miguel no se hizo esperar. Comenzaron los actos multitudinarios convocados por la dirigiencia comunista. Debe tenerse presente que tales concentracioneas en Cuba no son espontáneas: están organizadas, dirigidas y vigiladas por la
dictadura que lo controla todo, incluso empleos y alimentación. La asistencia es obligatoria, so pena de ser acusado como contrarrevolucionario.
Juan Miguel ha sido convertido en un personaje en Cuba y, como todo personaje, tiene acceso a privilegios. Quedarse en el exilio puede ser para el papá de Elián menos tentador ahora que permanecer en Cuba. Y Castro parece sentirse confiado, después de casi cinco meses de
presiones, de la lealtad de Juan Miguel, aunque se asegura que un hijo de la actual esposa de éste, de edad similar a la de Elián, ha sido dejado en Cuba... ¿en calidad de rehén?
¿Qué otras cosas que no sean la promesa de supuestos privilegios o la aplicación de presiones ineludibles pueden llevar a un padre cubano a reclamar un niño de 6 años que ya se encuentra acogido por su propia familia, rodeado de todo el amor y atención
posibles en territorio de los Estados Unidos, donde puede forjarse un futuro en libertad?
Hay mucha gente de buena fe que piensa que si el padre decide regresar a Cuba con Elián está en el perfecto derecho de hacerlo. Todos los defensores de este curso de acción invocan un concepto, de manera absolutista, con el que se lavan las manos: la patria potestad, o lo
que es lo mismo en este caso, que un padre puede hacer con un hijo lo que le plazca, incluso llevárselo consigo al infierno. ¿De qué patria potestad se está hablando?
Elián y su familia inmediata, de regresar a Cuba, tendrían que seguir ciegamente las órdenes de un dictador enloquecido. Si un padre no quiere para su hijo el adoctrinamiento comunista o simplemente desea cambiarlo a una escuela privada, ¿puede hacerlo? Y si un padre
quiere enviar a su hijo al extranjero, ¿es esto posible? Y si el muchacho no es miembro de la Juventud Comunista, ¿puede su padre matricularlo en alguna universidad?
Condenar a una criatura de 6 años a vivir en ese inmenso manicomio es algo que el sistema judicial de EE.UU debe impedir a toda costa. Si no, no sería de extrañar que, en pocos años, el joven y devoto revolucionario Elián González Brotons pudiera
distinguirse como miembro ejemplar de las brigadas de acción rápida, especializadas en propinar palizas salvajes a todo el que se aventure a exteriorizar su desacuerdo con el desmadre cubano.
Cineasta y publicista, reside en Puerto Rico.
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