El juicio de Salomón
Bertha Mexidor Vázquez, Agencia Libertad
LAS TUNAS, 26 de abril - El amor de una madre a su hijo dio al mundo una muestra de fuerza y entereza, y al sabio Salomón la necesidad de tomar una determinación. La Biblia reseña que ante el juicio difícil Dios le da a Salomón una justa decisión. Dos
mujeres exigían el derecho a criar a un niño pequeño. El Rey creía a las dos mujeres, pues los fundamentos que daban lo hicieron dudar. La solución sería tomar al niño cada una por un brazo, la que más lo quisiera tendría más
fuerza emocional para quedarse con él. Una de ellas, ante la posibilidad de dañar físicamente al niño, optó por soltarlo aunque perdiera a su hijo.
Las madres gozan por el bien de sus hijos aunque sufran amargamente. Su dolor interno se sobrepone ante la felicidad de ellos, ejemplos hay por millones. Ese don sin embargo no sólo es dado a las madres, padres, abuelos y familiares también lo poseen. Muchos ven partir, por
ejemplo, a seres queridos a una casa nueva o a un pueblo o país distante, los despiden con risas y enhorabuena, y lloran a solas la separación.
Elián González, un niño cubano famoso, no tuvo la suerte de que su padre o su tío abuelo soltaran su mano. Su padre y familiares de Miami no pensaron como la madre que soltó al niño para que no se hiciera daño. Cada una de las partes se
aferraba con fuerza a su brazo, en defensa unos de la patria potestad y el otro del derecho de Elián a asistir a la corte.
Juan Miguel y Lázaro no cedieron y Salomón tuvo que cortar al niño en dos. Los observadores del juicio no exigieron a ninguno de ellos que cediera un poco en beneficio del niño.
No quiero decir que Juan Miguel perdiera la patria potestad, pero bien pudo buscar desde el principio una vía para encontrarse con su familia, con la misma que protegió a su hijo.
Lázaro bien pudo no atrincherarse en el afecto y derecho del niño y propiciar un encuentro con el padre.
En ambos casos se sobrepuso el amor propio. Por las venas de ambos corre la misma sangre. Por muchas diferencias que existieran, los problemas familiares no debieron pasar de ahí.
De los dos el más dolido debe ser el padre. El sacrificio se le pedía a Juan Miguel, y él no lo hizo.
Hoy Elián está con su padre. Partido a la mitad. Su pequeña alma sufre por la pérdida de su madre, por el tiempo que dejó de ver a su padre, por no ver a su prima, por el temor al mar, por haber sido encerrado en un closet y ser sacado del mismo por hombres
armados. Elián no se encontró a Salomón, pero queda pendiente un juicio en el que lo puede encontrar.
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