CUBANET... INTERNACIONAL

Abril 24, 2000



Una victoria de la infamia

Luis Aguilar León . Publicado el domingo, 23 de abril de 2000 en El Nuevo Herald

Arrastrándose por la noche, con máscaras negras e instrumentos de muerte en las manos, parecían delincuentes. A patadas quebraron las puertas de una humilde casa, entraron como guardias fascistas, masticando insultos y apretando armas contra los indefensos familiares que pretendían proteger al niño escondido en un clóset. Los delincuentes lo empujaron fuera, mientras el niño rogaba a gritos que no lo enviaran a su padre o a Cuba.

Parecían delicuentes, pero eran hombres de la ley. Venían a cumplir órdenes de la Secretaria de Justicia y del Presidente de los Estados Unidos. Dos figuras notorias por su inmaculado respeto a las leyes. No hace mucho, el Presidente liberó a una decena de ``terroristas'' puertorriqueños, que habían sido condenados legalmente, para quizás ganar votos para Hillary. La ley se torció en favor de una interesada ``compasión''. Quizás en silenciosa protesta a esos ``respetos'', este año ni un solo miembro del Tribunal Supremo asistió al Mensaje Anual del Presidente. Unos años antes, los niños de Waco habían conocido la flameante justicia de Reno.

La operación nocturna fue un éxito vergonzoso. La lucha era entre el presidente más poderosos del mundo y un niño protegido por una apasionada y desarmada minoría. El gobierno, además, podía inventar argumentos y crear personajes, como ese psiquiatra que no es psiquiatra pero que asombró al mundo cuando, después de observar dos vídeos de Elián, diagnosticó que al niño estar con su familia en Miami le producía angustia. La noble prensa americana hizo resonar tal falacia como si fuera hecho comprobado. La mejor fórmula para restablecer el equilibrio mental de un niño que conoció la tragedia y se está recuperando en una casa rodeado de amor, es sacarlo a patadas de esa casa, empujar a sus familiares y llevarlo a los brazos de un padre que desde el principio no había movido un dedo para venir a buscarlo.

Lo primero que hizo ese amoroso padre es aislar a Elián de su otra familia. Los enmascarados agentes de la ley no se atrevieron a llevar al padre a Miami, pero destruyeron un hogar y quebraron la ley para ofrendarle el niño a ese padre en Washington. Por segunda vez Elián queda huérfano. El padre está protegido por el gran violador de derechos humanos que manda en Cuba, y en Washington nadie tiene el coraje de enfrentarse a ese violador. Una vez que padre e hijo lleguen a la isla, el padre quedará reducido a cero.

Para el presidente y para Reno eso es un dato sin importancia. Ellos proclaman que conocen la ley y la ley es clara. Cuando Fidel Castro pide algo hay que complacerlo rápidamente, no importa cuál sea el precio. Aunque haya que establecer el peligroso precedente de usar la abrumadora fuerza del estado para violar un hogar, secuestrar a un niño, quebrar la voluntad de un grupo que sólo pide justicia, y demostrar que, cuando conviene, también aquí saben violar los derechos humanos.

Por eso lo que más duele es la hipocresía. ``La ley hay que cumplirla''. Si esa ley fuera tan nítida, ¿por qué el Presidente, con su usual habilidad, evadió la responsabilidad de haber dado la orden de asaltar la casa y se marchó sin contestar preguntas? ¿Y por qué Janet Reno llegó a la trágica ridiculez de afirmar que no hubo en realidad fuerza porque los dedos de los guardias no estaban apoyados en los gatillos. ¡Por Dios! ¿Cuánto tarda un dedo en moverse hacia el gatillo? ¿Y quién, en la oscuridad, sintiendo una pistola en la frente, se va a fijar en el gatillo? Rompiendo todos los cauces legales, el abogado del padre de Elián, Gregory Craig, quien también es abogado de Clinton, le pidió a la prensa que no publicara las escenas que muestran la violencia física que se usó en casa de Elián. ¡Qué gran respeto por la ley y la libertad de expresión!

Ahora comienza el tercer acto, no el final, de la hipócrita tragedia a que han sometido a Elián. Ahora, quizás veremos cómo los guardias en Washington un día se desaparecen o se distraen, y, en un momento de amor, alguien consigue un avión y el padre se lleva al hijo a Cuba para que Castro disfrute la gloria de haber liberado a Elián de los venenosos brazos del imperialismo. Y después llegará lo más terrible: la purificación de Elián de los conceptos capitalistas que le han inyectado en Miami. Comenzando por demostrarle que su pobre madre era una ``traidora'' a la revolución.

Acaso cuando veamos la foto de Elián vestido de ``pionero del socialismo'', con la estólida expresión de los que sufren, la noble prensa americana que todo le perdona a Fidel, que no ha cesado de inundar a Miami con calumnias sobre los exiliados, ni le ha informado al pueblo americano la verdad de lo que está pasando, proclame que se ha logrado el objetivo buscado y que Elián está feliz. Seguramente que los disturbios que ocurran en Miami serán atribuidos a los exiliados.

Pero estoy seguro de que miles de personas, las que aman la justicia y la libertad, las que sufren cuando se abusa de cualquier ciudadano, las que conocen lo que es vivir bajo un dictador totalitario, siempre recordarán y denunciarán la infamia que se ha cometido ahora en Miami, lucharán contra ella e insertarán ese recuerdo en el ``legado'' que el presidente William Jefferson Clinton pretende dejarle al pueblo norteamericano.

© El Nuevo Herald

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