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Abril 19, 2000



El Niño de la Guerra Fría

Por Charles Krauthammer, viernes, 14 de abril de 2000. The Washington Post

El caso de Elián nos recuerda que no estábamos tan unidos contra el comunismo.

Desde hace años hemos estado oyendo a Bill Clinton y a otras luminarias demócratas (Bill Bradley más recientemente) comentar sobre lo difícil que es el mundo de hoy en comparación con los días de la Guerra Fría, cuando todo era fácil. Fácil porque el comunismo era malvado, y nosotros lo sabíamos y, por consiguiente, nuestras decisiones sobre cómo actuar estaban conformadas por el imperativo moral de oponérsele.

Es un cuentecito agradable. Pero, en realidad, el anticomunismo no era esa estrella polar que nos guiaba a todos -- liberales y conservadores -- durante la Guerra Fría. Casi cada iniciativa anticomunista defendida por los conservadores en las últimas dos décadas de la Guerra Fría -- desde el aumento del presupuesto armamentista de Reagan hasta la ayuda a los contra de Nicaragua -- chocó con una obstinada oposición liberal.

La Guerra Fría ha sido objeto del más frenético reescribir de la historia desde los días de la misma Unión Soviética -- el único lugar, como se dijo una vez, donde era imposible predecir el pasado.

Es por eso que el caso de Elián González es tan instructivo. Es una batalla de la Guerra Fría que se está librando con 10 años de retraso. Y, al ser semejante anacronismo, sirve como una cápsula del tiempo, que revela perfectamente quién estuvo dónde durante la Guerra Fría.

El caso de Elián es difícil. De una parte, hay fuerza en el argumento de que un niño de 6 años no debe ser devuelto a pasar su vida en la isla-prisión de la que su madre murió tratando de escapar. De la otra, obviamente, hay otros valores en juego: los valores de la familia o, más precisamente, los derechos paternos.

Es esto lo que hace duro el caso, aún para los que desprecian el comunismo. Para la izquierda, sin embargo, la elección es fácil. Los vínculos familiares se imponen a la libertad política. No hay problemas. (Era sólo ayer cuando hacía falta un pueblo para criar a un niño. Ahora basta con un padre.) La vehemencia con que han insistido los que están en la izquierda, como la representante Maxine Waters y el Concilio Nacional de Iglesias, en el regreso de Elián -- su desprecio por la idea de que pueda algo problemático en devolverlo a un país cuya constitución expresa que los derechos de padres existen "sólo en tanto su influencia no vaya contra los objetivos políticos del Estado" nos muestra que poco figura el anticomunismo en su universo moral.

Y así fue durante la Guerra Fría. ¿Era el anticomunismo su estrella polar? Difícilmente. Siempre hubo otros valores que se encontraban más importantes.

La oposición a las dictaduras, por ejemplo. La izquierda se opuso vehementemente a nuestra amistad con Filipinas (bajo Marcos) y con Chile (bajo Pinochet), aliados en su oposición al comunismo. (Las Filipinas, por ejemplo, nos dió la Bahía de Subic y la Base Aérea de Clark durante la Guerra de Vietnam.) Bill Clinton, por cierto, fue a Africa el año pasado y se disculpó por el apoyo que Estados Unidos había dado a dictadores anticomunistas (como Mobutu) durante la Guerra Fría.

Pero ¿si el anticomunismo era la norma, por qué el Congreso Demócrata le cortó la ayuda a Vietnam del sur? ¿Porque era un régimen corrompido? ¿Y qué país del Tercer Mundo, comunista o capitalista, no lo era?

¿Que no era democrático? Ciertamente. Pero Vietnam era infinitamente más democrático y libre que Vietnam del Norte. Con todo, la oposición congresional a la corrupción y a la dictadura se impusieron al anticomunismo -- y eso ayudó a provocar la catástrofe: el genocidio en Camboya, los campos de reeducación en Vietnam del sur, los balseros del Mar de China meridional.

Y si no eran los derechos humanos o un gobierno honesto (una supuesta virtud de comunistas como Ho y Mao), siempre había un valor para imponerse al anticomunismo: la paz. La carrera armamentista, el despliegue de los misiles Pershing y Crucero para contrrestar los SS-20s soviéticos, la Iniciativa de la Defensa Estratégica, la Doctrina Reagan de apoyo a los guerrilleros anticomunistas en todo el mundo -- la izquierda se opuso a todo esto (y la gran mayoría del Partido Demócrata) en nombre de la paz. En realidad, el movimiento -- el movimiento anti-anticomunista -- se apropió de la palabra. Era el "el movimiento por la paz." Los anticomunistas, dirigidos por Ronald Reagan, arriesgaban la guerra por una servil smisión a la ideología.

Sí, los derechos humanos y el gobierno honesto y la paz son valores importantes. Precisamente eso fue lo que hizo tan difíciles algunas de estas decisiones. Pero para los que estaban en la derecha, nada más importante que la lucha contra el comunismo, porque el mal que representaba era total. Los que estaban en la izquierda, por otra parte, siempre encontraron algún otro valor más importante, alguna otra causa más valiosa.

Lo hicieron entonces, con Vietnam y Nicaragua, con los proyectiles Pershing y con la congelación nuclear. Lo hacen ahora, con Elián. Siempre lo hacen.

Uno puede pensar, sin embargo, que el caso de Elián tiene una virtud. Desenmascara el mito de que la Guerra Fría fue una lucha entre los anticomunistas, que éramos todos, contra. el Imperio del Mal. En realidad, fue una gran lucha entre anticomunistas y anti anticomunistas. Los anticomunistas ganaron. Y es por eso es que ahora vivimos en paz.

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